Xander caminó de un lado a otro, jaloneandose los cabellos con desesperación. Christine no podía estar allí. ¿Por qué estaría? Era imposible… Sin embargo, las palabras del guardia estaban llenas de seguridad y él conocía a Chris muy bien… Trató de entrar a la empresa siendo presa de pánico, pero los bomberos lo detuvieron, incluso hicieron falta más de tres hombres para poder detenerlo. —¡Suélteme! ¡Mi mujer está ahí adentro! —gritó desesperado. Nuevamente intentó cruzar, pero lo detuvieron sin dilación. Xander empezó a preguntar como un loco si alguien había visto a su esposa. Todos parecían haberla visto subir, pero nadie la había visto bajar. Aquel día, uno de los hombres más poderoso del país cayó de rodillas allí delante de cientos de personas, comenzando a llorar como un niño