Xander sintió la garganta reseca y el corazón latir con fuerza en su pecho de manera dolorosa. Ver a su padre siempre le provocaba esa reacción, más que todo por el recuerdo que tenía arraigado en su mente desde que era un infante. —¡Maldito! —gritó luego del shock, yéndose encima de su progenitor—. ¡Tú estabas muerto! ¡Estabas muerto, Richard! No podía creer que su padre siguiera vivo. ¿No le habían dicho que había muerto? —¡Xander! —exclamaron Jamie y Enzo al mismo tiempo, intentando detenerlo. Estaba hecho una furia, no podía controlarse y se dijo que era una mala broma del destino que ese hombre siguiera vivo, como si fuese una planta venenosa imposible de exterminar. Comenzó a golpearlo sin piedad y su padre ni siquiera se resistió, solo cerró los ojos y se dejó hacer, pensando