—¿Cómo así que mi abuelo logró irse a Madrid? ¿Para qué mierda les pago? —gritó Xander furioso, luego de recibir una nueva llamada. Christine apretó los labios y esperó, no le gustaba verlo así tan fuera de sí. Sabía que en ese ánimo, se le hacía difícil pensar con claridad y eso era peligroso. Luego de unos segundos de escucharlo discutir, se acercó y lo abrazó por detrás, sintiendo que sus hombros estaban bastante tensos. —¿Quieres un masaje? —ofreció, apoyando su mejilla en su espalda. —No puedo ahora —suspiró él, sacudiendo la cabeza y besando las manos de Christine—. Mi abuelo está en España, amor. —Eso escuché —musitó ella, besando un omóplato—. Es algo bueno, ¿no? Estarás a menos de 3 horas entonces. —Volveré pronto —prometió él, volteando a mirarla—. El jet estará listo en v