Xander estaba sentado detrás de su escritorio con el ceño fruncido y la vista perdida en algún punto de la pared. Ni siquiera sabía qué hacía allí, no podía trabajar. Había algo rondando en su cabeza que no le daba sosiego. Llegó a su casa la cual una vez había sido su lugar preferido, pero ya no lo era, todo había cambiado. Ahora era un lugar frío y sombrío. Christine, ella había sido como una luz cálida que había llegado a su vida para iluminarla, pero esa luz se había apagado. Había llegado a un punto sin retorno y lo que más le dolía era que no pudo evitar que ella se alejara. “Si hubiera hecho las cosas bien, si al menos la hubiera amado como se merecía,” pensaba. ¿Cuándo ella había dejado de amarlo? ¿Por qué todos sus esfuerzos no habían logrado que aquel final cambiara? —S