Capítulo 1. Desacuerdos

2467 Palabras
Capítulo 1. Desacuerdos En el presente… ST PETESBURGO, RUSIA. POV ALEK NOVIKOV Odio volver a casa sin ningún motivo que importe, solo por el capricho de mi padre. He evitado volver a Rusia desde la última vez que volé a Norteamérica para poner algunos asuntos en orden con el último bastardo que creyó que podría burlarse de nosotros, viéndonos la cara. No he vuelto a casa porque la cara se me cae de vergüenza al recordar que he dejado un cabo suelto y hasta hoy, dos años después de que se escapó de mis propias manos, no la he encontrado. «Maldita rata escurridiza». Aún no puedo creer que haya sido capaz de matar a uno de mis hombres de confianza, que alguien tan insignificante haya derramado sangre Novikov. Mi familia no lo sabe, ellos creen que Volko murió en un altercado con los polacos, fue lo que les hice creer a todos para no manchar su reputación ni la mía propia. De enterarse, lo primero que harían es burlarse de mí, cosa que me hará perder el respeto que tanto me ha costado ganarme. ¿Qué les iba a decir? ¿Qué una puta escurridiza le disparó a Volko y yo no pude atraparla? ¡Ni mierdas! Primero me corto las pelotas antes de que ellos se enteren. Bastante tengo con la ofensa que su primo nos hizo al creerse más inteligente que nosotros. Al pensar que podía engañarme a mí, que sería más astuto en los negocios porque a sus ojos yo carecía de experiencia. A él lo hice pagar y también a los pocos que quedaban de los suyos, que disfrutaron de mi dinero como pudieron. Para mi padre y mi hermano todos los Rouge están extintos hace bastante tiempo y no representan un problema. Pero Andrea Rouge se ha escurrido como agua entre mis manos, cazarla se ha convertido en mi proyecto personal y no voy a descansar hasta que dé con ella. Le hice una promesa, dije que la haría mi esclava, que sería buena puta para que mis hombres se la follaran hasta el cansancio, y el tiempo que duro sin atraparla solo aumenta el deseo de tortura que siento hacia ella. La muerte es nada comparado con lo que planeo hacerle. Cuando le ponga las manos encima, la voy a romper tanto que ella misma me pedirá a gritos que la mate. Tengo vigilado al bastardo con complejo de salvador. No se rinde, a pesar de mis amenazas y de mis juegos. Cada vez que ataco para bajar su moral, él se recupera y viene con más fuerza. Debo reconocer que lo hace más divertido. Cuando creo que va a rendirse siempre logra sorprenderme. He decidido que él hará mi búsqueda más sencilla. He replegado a mis hombres, he fingido que la búsqueda de mi parte ha cesado, solo para que él me guíe y llegar primero. El idiota tiene buenas fuentes y contactos, eso lo llevo claro, estudié bien su perfil. Hijo de papi. Un senador, alguien respetable ante la sociedad. ¿Quién diría que su hijito está metido en todo esto? Por eso tiene contactos con el FBI, aunque dudo que su padre sepa de sus otras conexiones. Pero eso a mí me vale una mierda, porque yo también sé mover bien las fichas. Cuando tienes a cargo el tráfico de armas más grande de esta mitad del mundo te haces de aliados y enemigos de todo tipo. Tengo a parte del cartel Mexicano y a los Colombianos de mi lado. Paso mercancía por toda Latinoamérica como si fuera la misma Rusia. Recibo en puertos venezolanos y de distintas partes de Centroamérica. Desde siempre me he preparado para esto, porque es lo que hago. El territorio norteamericano es el más difícil, porque allí cada metro de tierra debe ser defendido con uñas y dientes de los polacos o los italianos, con quienes no tenemos una buena relación. Pero aún nuestros enemigos tiemblan cuando escuchan mi nombre. Cuando saben que soy yo quien cobrará sus deudas y cortará cabezas. Por eso me preocupa poco lo que un niño rico como él pueda hacer. Llego hasta la oficina de mi padre y sus hombres me reciben con un asentimiento de cabeza mientras que yo abro la puerta sin anunciarme. Nunca lo he hecho, no voy a venir con payasadas justo ahora. —Otets —saludo a mi padre apenas lo veo, está sentado fumando un puro detrás de su escritorio. Puedo ver a mi hermano mayor a su lado y otras personas que no me importan en lo absoluto, porque no son el hombre que me ha mandado a llamar. Me acerco hasta él, me inclino y beso su mano, pero se levanta para estrecharme en un abrazo. —¡Moy volk! —Me abraza con fuerza mientras me llama por el apodo que me puso cuando era pequeño—. ¿Tengo que obligarte a venir a ver a tu viejo? —Lo siento —me disculpo por mera formalidad—, pero si quiero que los negocios de mi Pakhan al otro lado del mundo sigan marchando bien, debo trabajar. —¿Y la familia dónde la dejas? Ya yo estoy viejo y te necesito aquí, al lado de tu hermano —comenta en voz baja y me doy cuenta de que lo hace porque no estamos solos. —Trabajo por la familia, Otets. Y la Bratva siempre está primero —le recuerdo las mismas palabras que él dejó grabadas en mi mente—. Alexey como underboss hace muy bien su trabajo aquí. —Pero tú eres mi Vor. Además, te necesito aquí para algo más importante. —Señala al otro lado de la estancia y es cuando me doy cuenta de todo el panorama y me tenso. En el despacho de mi padre se encuentra el mismísimo Vicencio Marcucci, Capo de la mafia italiana y nuestro enemigo declarado desde siempre. Mi mano vuela con rapidez hacia el arma que tengo en mi costado, pero mi padre me detiene negando con la cabeza. —Buongiorno, Aleksadr. Qué gusto volver a vernos. Reparo en toda la estancia y veo a dos personas que conozco bien, porque también me he encargado de investigar. Mientras trataba de encontrar el eslabón débil de los Marcucci. Giorgina y Julia Marcucci. Dos mujeres tan diferentes entre sí, que nadie pensaría que son familia. Giorgina es la mayor. A la vista más dulce, pero tiene su carácter. Julia… ella es la loca de la familia. —¿Qué está pasando aquí? —pregunto confundido. —Eso, padre. Explícale a mi hermanito qué está pasando —comenta Alex desde su posición, con los brazos cruzados. Señal de que sea lo que sea que esté pasando, no va a agradarme. —Después del golpe de Viena nuestro querido Vicencio ha pensado bien las cosas —me explica nuestro padre. —¡Oh! Ha decidido entrar en razón después de perder a un tercio de sus hombres por querer robarnos un lote de mercancía —resalto lo que verdaderamente sucedió. —Ya le expliqué eso a tu padre, muchacho y he venido con un acuerdo de paz entre nosotros. Con un regalo para fortalecer una futura alianza, futuros negocios. Tenemos un enemigo en común, los polacos nos están jodiendo los negocios a ambos. Lo correcto es forjar una alianza. Quiero mandarlo a la mierda, pero no lo hago porque él ha venido a hablar directamente con mi padre y su jodida palabra es ley, por mucha locura que a mí me parezca. Mi hermano mayor me mira y alza una ceja, tratando de decirme que hay algo que aún no he captado. Veo a las mujeres ahí sentadas, aparentemente tranquilas, aunque sé que una es una tempestad y la otra un jodido infierno. —No… —susurro y mi padre me ve con dureza. —Aleksandr, no quiero peros, ni quejas. Tu hermano ha aceptado sin titubeos. Me acerco a él en un par de zancadas, para que nadie nos escuche. —Mi hermano es el maldito underboss, tu heredero. Que él se encargue de la política mientras que yo tengo la libertad de manejar nuestros negocios. No puedes hacerme esto, no es una vida que quiera —hablo entre susurros. —Me estás avergonzando. Y esto es algo que no te estoy preguntando. Tu Pakhan te está dando una orden —habla entre dientes. —Le hablo a mi padre, no a mi Pakhan. No quiero esto —me mantengo firme. —Lástima para ti que los dos son el mismo. Aprieto los puños. Sé que no puedo montar una maldita escena aquí que al final no servirá de nada. No puedo dudar del amor que mi padre siente por mí, pero la Bratva es la Bratva y está siempre, incluso, por encima de la familia, y él no dudaría en meterme un tiro en la cabeza solo si lo hago quedar en vergüenza con uno de sus enemigos, que se está convirtiendo en un posible aliado. —Entiendo… —bajo la cabeza y me guardo mis palabras. Porque al final del día él me está jodiendo una vez más. Me está robando la libertad que pensé que tenía por ser su segundo hijo. Las responsabilidades del cargo siempre recayeron en mi hermano mayor, su futuro heredero. Yo solo soy su cazador, su mano ejecutora, el líder de su ejército que no lidera nada, porque prefiere mantenerse lejos de Rusia, lejos de él y de todos. La reunión transcurre mientras los líderes se ponen de acuerdo entre ellos fumando puros y bebiendo. Yo me quedo parado a un lado, observando todo. Mi hermano, fue más inteligente, se ha acercado a Giorgina y, por supuesto, me deja solo la opción de la que está mal de la cabeza. «Maldito cabrón». Pero me quedo aquí parado hasta que la reunión acaba pensando en cómo mierdas voy a librarme de esto. Yo jamás he querido una esposa, nunca. Tenerla sería solo un estorbo. Además, las leyes de la Bratva y de la Camorra en cuanto al matrimonio son distintas. Aunque no para los Marcucci… son una familia peculiar. Si mi padre quiere que me case, pues la loca tendrá que acostumbrarse a estar recluida en una casa en el lugar más helado de Rusia, mientras que yo follo con cualquier puta que me apetezca y me encargo de los negocios familiares y los propios. Los veo marcharse mientras que yo sigo aquí. Necesito tiempo para esto de todos modos, necesito acabar con mis asuntos pendientes antes de hacer nada más, así que decido usar la narrativa a mi favor, sin dar demasiada información. —¡¿Te has vuelto loco, Aleksandr?! —explota mi padre y ahí está el hombre que conozco. La amabilidad se ha ido a la mierda—. ¿Cómo carajos se te ocurre no estar dispuesto a un trato como ese? Te puedes follar a cualquier puta si no la quieres, pero un trato con los italianos no podemos dejarlo pasar. —No tengo tiempo para esto, padre. —¡Pues me importa una mierda! —Tengo asuntos pendientes por acabar, no puedo simplemente venir y dejar todo atrás. —Ya pondré yo a alguien a cargo, pero quiero a mis hijos en Rusia. Haciéndose cargo de los asuntos aquí —declara. Tengo que pensar en una salida. Necesito tiempo, porque desde Rusia me será mucho más difícil atrapar a esa rata asquerosa. Pero no puedo darle esa información, necesito darle otra igual de importante, pero que sea de su jodido interés. —Padre, hay algo que no sabes —intento hacer mi mejor actuación—. Se han perdido dos cargamentos de heroína en los últimos meses, he seguido rastros y creo que las alianzas con los mexicanos está en riesgo, ellos quieren cruzar la línea. No podemos perder el control en esa parte del territorio, y enviar a cualquier Boyevik a resolverlo, arruinaría las cosas. Sabes lo orgullosos que son y que hay que actuar con inteligencia. No podemos perder la ventaja que tenemos allí. Mi padre me mira por unos segundos, sopesando mis palabras, debatiéndose si son verdad. —¿Por qué no lo dijiste antes? —Porque siempre esperas de mí resultados, no las complicaciones del proceso. Estaba por reunirme con alguien que me brindaría información antes de que me pidieras venir aquí. Es algo que no podemos retrasar. Necesitamos saber qué carajos pasa y si alguien nos está robando descaradamente. —Proklyatiye! —grita mientras lanza el vaso que tenía en su mano contra la pared, lleno de rabia—. Ve, encárgate de eso, yo veré los asuntos con los Marcucci. Asiento y me despido de mi padre, mientras le doy una última mirada a mi hermano mayor que sabe que sucede algo más. Él me conoce mejor que nadie y es por eso que no me atrevo a tener siquiera una conversación, porque todo se iría al carajo. Apenas salgo de la oficina, me llevo el móvil a la oreja y llamo a Serguéi, para saber si tiene el puto vuelo listo. —Dime que tienes todo listo antes de que te arranque las pelotas y haga que te las tragues. —Por supuesto, jefe. El helicóptero que lo trasladará al aeropuerto está esperándolo en el helipuerto de la propiedad Novikov. Luego partiremos hasta Chicago para encontrarnos con el gusano que le espera. Cuelgo la llamada y me encamino al helipuerto. El hombre que mandé a atrapar no solo está allí porque es nuestra conexión con los mexicanos, está allí porque es mi perro de búsqueda en ese territorio y el bastardo hace un mes que no me da ningún tipo de información. Y si llego a tener la sospecha de que cierto hijo de un senador ha comprado su silencio, extraviar en su territorio un par de cargamentos de drogas será la menor de sus preocupaciones. *** Diccionario de términos. * Otets: Padre * Moy volk: Mi lobo * Pakhan: Rango más alto dentro de la mafia rusa. También conocido como Boss. Jefe supremo. *Underboss: Es el segundo al mando en una organización cr¡minal, inmediatamente después del jefe/Boss. *Vor: Abreviatura de Vor v Zakone, se traduce como “ladrón en la ley” o “ladrón que es ley”, es un título y un estatus dentro del crimen organizado ruso. Se refiere a miembros de alto rango con una reputación y código de honor dentro del submundo criminal. * Boyevik: Soldados o hombres de acción, encargados de operaciones peligrosas y vi0lentas. * Proklyatiye!: ¡M@ldita sea! * Camorra: Organización criminal napolitana, con una estructura flexible y ramificada, involucrada en el tráfico de drogas, extorsión, juego ilegal y otros delitos.
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