Los caballeros se preocuparon, pensaron en soltar a Casian y alejarse para estar a salvo.
El gran mago los detuvo – no dejen que la bruja los engañe – sostuvo su báculo imbuido con magia – escucha con atención, bruja, no existen los demonios, la magia oscura viene de las criaturas corruptas como tú y Casian, y ambos…
– Todos morirán – exclamó Esmeralda – en una noche de luna llena, bajo las luces del bosque Sombrío, el rey demonio derrotó a Baldas, el gran mago de la torre, destrozó su ejército y trajo una ola de oscuridad, la fuente de su poder, estaba en su linaje, el rey demonio es hijo de un ser humano y un espíritu corrupto, por eso su magia es tan fuerte.
Casian alzó la mirada.
El gran mago de la torre retrocedió – ¿cómo sabes mi nombre?
Esmeralda sonrió – sé más que eso, conozco su historia y sé que esta noche morirá, pero, la historia puede ser cambiada, sí deja el bosque ahora, quizá pueda mantener su vida.
El gran mago no lo aceptó, antes de permitirse ser engañado, debía ponerle fin a la magia, alzó el báculo, recitó el hechizo más poderoso que tenía mientras los soldados a su alrededor se alejaban para no ser arrastrados por el poder mágico y al bajar su báculo, listo para lanzar el hechizo sobre el espejo…, una espada lo atravesó.
Por temor, muchos soldados se alejaron, los que custodiaban a Castian dejaron de prestar atención, él tomó la oportunidad, se liberó y antes de que Baldas terminará su hechizo, lo asesinó.
Los caballeros tardaron en reaccionar y atacaron a Casian por el delito de tomar la vida del mago de la torre, él se defendió.
Osvald lo dijo antes, su fuerza era diferente, también su poder, Casian no era como otros caballeros, su fuerza y habilidad no tenían límites y por su cuerpo corría la sangre de un espíritu corrupto, por eso podía practicar magia.
Nunca antes lo pensó y ahora lo sabía.
Esmeralda se acercó al espejo, después de la muerte del mago, los soldados que sostenían el marco de madera, se fueron corriendo, el espejo cayó al suelo y todo lo que Esmeralda podía ver, era el cielo oscuro.
– Casian, por favor, Casian, tienes que estar a salvo – lloró.
Los sonidos de pelea, la sangre salpicando, las aves volando por el cielo, entre más caótico era el escenario, más sufría Esmeralda esperando una respuesta.
El tiempo pasó y una manta cubrió el espejo.
Esmeralda se quedó a dormir en esa habitación, a la mañana siguiente fue al comedor, pasó a darse un baño, miró las montañas por la ventana y extrañó su libro, había tantos errores históricos, siempre los hubo, en rededor de Casian había más dramatización que realidad, fue tonto desde el comienzo usar esa información para decir que lo conocía.
En realidad, no lo hacía.
Al llegar la noche, se recargó junto al espejo y esperó.
– ¿Estás ahí?
Esmeralda se levantó – sí, aquí estoy.
Casian descubrió el espejo y Esmeralda retrocedió, la apariencia del hombre delante de ella era muy diferente, su piel se había vuelto pálida, su cabello era largo y en el cuerpo tenía líneas rojas similares a raíces.
– Busqué al rey demonio, el que mencionaste, lo busqué en el bosque Sombrío, entre las criaturas corruptas, pregunté a espíritus guardianes y maestros, y ninguno escuchó jamás hablar de un rey demonio, tampoco saben de otro hombre que se comunique con los espíritus corruptos, además de mí.
Esmeralda negó con la cabeza – ¿qué fue lo que te pasó?, ¿por qué luces así?
– Dijiste que el rey demonio engañó a tu madre y te llevó a su mansión, él, ¿te ha hecho daño?
– No lo he visto, desde hace un año que llegué aquí, él desapareció – respondió Esmeralda.
– Espera por mi – dijo Castian – sé lo que necesito hacer para mantener mi cuerpo con vida, llegaré a ti, en quinientos años.
– Casian, espera, no te vayas, Casian – suplicó Esmeralda, pero el espejo fue cubierto y la imagen de la cobija fue lentamente reemplazada por el reflejo de Esmeralda, en esa imagen, ella vio una figura de pie detrás suyo, giró lentamente y lo vio.
El rey demonio, el hombre que cubría su rostro y su largo cabello oscuro, él dijo – estoy aquí.
Esmeralda cayó de rodillas al suelo y él se agachó para mirarla, acariciar sus mejillas y oler su cabello, había pasado tantos años imaginándola, se arrepintió infinidad de veces de haber cubierto el espejo con una cobija, de no haberlo hecho, habría mirado ese rostro cada noche.
Esmeralda lloró – no, tú no – con los ojos cubiertos de lágrimas golpeó a su aclamado héroe, sus ojos se hincharon de tanto llorar y su cabeza se volvió un lío.
Su primer amor fue Casian, el héroe que vivió tantos años atrás era un ejemplo de valentía, honradez y liderazgo, nadie más había logrado tantas proezas, ni ayudado a las personas como él lo hizo, y ese ser demoniaco que la abrazaba, esa criatura que engañó a su madre y separó a su familia, era el mismo héroe al que tanto había amado.
Sus gritos resonaron en la habitación durante un largo tiempo, al final, sus ojos se hincharon y sus piernas perdieron fuerza.
Casian la levantó, abrió las puertas de la habitación sin tocarlas y la llevó a su cama – mi bella durmiente – la llamó, recordando las noches en que le hablaba sobre sus historias, después la cubrió con una manta y se recostó a su lado – desde hoy, nadie ni nada, podrá separarnos.
A través de la ventana, Alicia miró a la pareja y salió volando para ir al árbol de la vida.
– Sé que estás ahí – dijo al aterrizar y regresar sus brazos a la normalidad.
Osvald, el espíritu guardián del bosque Sombrío, apareció – ¿qué quieres?
– ¿Qué pasará con ella?
Osvald miró hacia el castillo – si él la marca, se convertirá en la reina del bosque y será parte de nosotros.
– ¿Qué significa marcar?
– Eres muy joven para entenderlo.
Las mejillas de Alicia se ruborizaron – no soy joven, he vivido por muchas décadas.
– Eres muy inocente.
Alicia se mordió el labio y miró hacia el castillo – él, no la marcará sin su consentimiento, ¿cierto?
– ¿Alguien te preguntó sí querías quedarte en el bosque?
Nadie lo hizo, tampoco le preguntaron al morir, sí quería regresar a ese lugar – espero, que no sufra mucho.
El bosque se agitó, la tierra tembló y Osvald suspiró – impaciente.
Sobre la cama, Casian besó la frente de Esmeralda, después sus parpados, su mejilla, sus labios, y al bajar hacia su cuello, enterró los dientes en el hombro de la princesa, lo que era suyo, siempre lo sería.