Hechizos del Bosque Sombrío

Todas las historias comienzan de la misma forma, con una bruja, un deseo y una advertencia. No vayas al bosque sombrío en noche de luna llena, no escuches a la bruja y no aceptes su trato. No importan sus promesas, los argumentos o las bases del juego, ella siempre gana y todos perdemos. Con tantas advertencias, siempre pensé que solo los tontos irían al bosque en noche de luna llena. – Mamá. Eso pensé, hasta que mi madre me llevó a ese lugar. – Mamá. – ¡Cállate! Papá necesitaba un hijo, lo deseaba con desesperación y nosotras éramos cuatro hijas, mamá estaba embarazada otra vez y le prometió al abuelo que tendrá un hijo, pero la matrona le dijo que no pasará. Esa noche, mamá lloró por un largo tiempo junto a nuestras camas, rezó y de pronto, tomó mi mano, me sacó de la casa y caminamos hacia el bosque. – Mamá. – Dije que te calles. – Tengo miedo. Yo tenía doce años, no entendía lo que estaba pasando y me dolía la muñeca por la forma en que mi mamá seguía arrastrándome. Caminamos por un largo tiempo hasta llegar a una cabaña y ahí, mi madre se puso de rodillas y me empujó hacia el suelo. – Señora, por favor, escuche mi ruego, necesito un hijo – dijo mi madre con las manos sobre su estómago – te lo suplico, ayúdame, tiene que ser un niño o moriré y mis hijas estarán solas. Todo mi cuerpo templó cuando las puertas de la cabaña se abrieron y vi a esa mujer de cabello oscuro con los ojos ennegrecidos y líneas sobre el rostro que parecían raíces. Quise gritar, pero mi mamá me cubrió la boca. – Niña – dijo la bruja refiriéndose a mi madre – a cambio de tu deseo, ¡estás dispuesta a entregarme lo que más amas! – La traje a ella, es la hija a la que más amo, la ofrezco a cambio – me empujó por la espalda y caí al suelo. Sentí miedo al ver los ojos de esa mujer y me cubrí con desesperación, ella caminó hacia mi madre, la miró y sonrió, no pude verla, pero la escuché muy claramente, una risa aterradora que hizo que toda mi piel se estremeciera. – Tendrás un hijo, justo como deseas. – Gracias – anunció mi madre – mi señora, muchas gracias. – Ahora, vete. Ella besó las manos de la bruja, recogió su lámpara y corrió, yo me levanté de prisa, tropecé con las raíces de los árboles, pero logré mantenerme en pie, corrí detrás de mi madre siguiendo la luz de la lámpara, gritando su nombre y después de correr hasta quedarme sin aliento, volví a la cabaña. La dirección no importaba, siempre regresaba a ese lugar. – ¡Ya te cansaste!, bien – dijo la bruja – ¿cómo te llamas, pequeña? – Alicia. Mi madre pidió un deseo, tener un hijo, a cambio, entregó lo que más amaba, a mí. Me tomó tiempo entenderlo, y fue peor la noche en que mamá volvió, con su hijo en brazos. – Está muerto – lloró – me dijiste que tendría un hijo y está muerto, ¿por qué? La bruja salió de la cabaña, yo no intenté seguirla, aprendí con el tiempo que sí ella no lo permitía, yo nunca podría dar un paso fuera de su territorio. – Mi niña, pediste un hijo varón y yo te pedí que me dieras a cambio lo que más amabas, pero, tú me mentiste, ese bebe que tienes en brazos, tu preciado hijo varón con el que soñaste desde la noche de bodas, esa es tu posesión más amada y como dicta el trato, ¡lo tomé! – sonrió la bruja y mi madre lloró. La bruja volvió a la cabaña y me miró. – ¿Qué pasará conmigo? – Tú perteneces al bosque, te quedarás aquí, hasta el día en que mueras. Todas las historias tienen una moraleja, no vayas al bosque sombrío, no escuches a la bruja, no aceptes su trato, y, sin embargo, las personas siguen entrando al bosque. ¿Por qué? Creo que nunca lo entenderé. ***** – Iker, Iker, ¿dónde estás? Un año después de mi llegada a la cabaña, apareció un conejo blanco en la estufa, estaba dormido, me dio miedo que la bruja quisiera cocinarlo, así que lo cargué, lo escondí en mi cama y desde entonces, somos amigos. – Iker, ¡ah! Es pesado, se lanza hacia mi pecho y me tumba, luego se acomoda entre los pliegues de mi vestido y se queda dormido. Es un conejo mimado. Estamos en pleno verano, ya pasaron cuatro años desde que mi mamá me trajo al bosque y no he sabido que fue de mi familia o de las personas en la aldea, mi rutina diaria es aburrida. Todas las mañanas salgo con una canasta, tomo huevos del granero, preparo el desayuno y espero a que la bruja despierte para comer. Limpiar la cabaña es mi trabajo, lavar las ventanas, mantener la chimenea encendida y cuidar el jardín, con eso Iker me ayuda, él cosecha las zanahorias, papas y calabazas, también me ayuda a regarlas y me avisa cuando hay plagas. No conozco a la ardilla, murciélago o lobo, que se atreva a enfrentarse a Iker, es el conejo más fuerte del mundo. De la carne, se encarga la bruja, ella sale todas las tardes y vuelve con un venado, dos ardillas, pescados o…, conejos. Sigo escondiendo a Iker. Y por las noches, cada luna llena, aparecía un hombre o una mujer pidiendo un deseo y ofertando lo que más ama. Nadie, en todo el tiempo que llevo viviendo en este bosque ha conseguido lo que quiere y todos, han perdido lo que aman. La bruja pone las almas en pétalos de flor, que vienen de un rosal en el ático de la cabaña y durante la noche, los lleva al árbol de la vida. Es así como mantiene su poder. Las personas de la aldea no lo saben, no solo jamás podrán cumplir sus deseos, lo único que hacen, es alimentar a la bruja para que siga dañando a más personas. – Iker, ¿por qué son así? – acariciarlo es mi actividad favorita del día – por qué creen que la magia resolverá sus problemas, escuchan las advertencias, conocen las historias, saben que nadie ha logrado engañar a la bruja, y siguen viniendo, no lo entiendo. Iker se pasa de mi estómago a mi pecho para pegar su mejilla a la mía, en este bosque sombrío, somos tú y yo. Hoy es noche de luna llena, ya puedo verla en el cielo, pronto oscurecerá y la víctima de este mes aparecerá – vamos, hay que volver a la cabaña. Esta noche, todo el bosque se convierte en una trampa, los caminos se tuercen y todos conducen al mismo lugar, la cabaña en el centro del bosque. – ¿En dónde estabas?, ya es tarde, date prisa, niña. – Ya voy. Esta noche se ve nerviosa, ha estado así desde hace un par de semanas, tal vez descubrió que no se está haciendo más joven o que cada vez, hay menos personas en el bosque, eso es bueno, me gustaría que dejarán de venir, entonces ella perdería su poder y yo sería libre. Eso me gustaría – ¿tú qué dices?, Iker, ¿quieres dejar este lugar? Él se acurruca en mis piernas y yo miro por la ventana. Hay un hombre, camina muy despacio, apoyando el peso de su cuerpo sobre un bastón, mira la cabaña y se tira al suelo con las manos al frente para ir lentamente, doblando sus rodillas. – Bruja, tengo una petición y nada a lo que ame realmente, sí aceptas mi vida, te dejaré tomarla, es lo único que me queda. La bruja sonríe, abre las puertas y lo mira – dime, ¿cuál es tu deseo? – Mata al hombre, que me quitó a mi hija. – Tienes un deseo muy fuerte, te ayudaré a cumplirlo, esta noche, enviaré tu alma y así, podrás vengarte de quien te arrebató lo que más amabas. Hay diferentes clases de deseos. Están los deseos por amor. Un hombre con una esposa enferma desea que ella sane, la bruja lo cumple y durante el lapso de una luna, la mujer vuelve a tener salud, pero, al término de ese tiempo, es la hora de pagar, el hombre tiene dos opciones, aceptar que lo que más ama es a su esposa y verla morir, o mentir, decir que lo que más ama es otra cosa y por castigo, ver morir a su esposa. El resultado es el mismo, la bruja gana, todos perdemos. Luego están los deseos egoístas. Un hombre desea ser rico y a cambio de su deseo entrega el alma de su esposa, la bruja lo cumple, pero, hay un problema con su pago, porque su esposa no es realmente a quien más ama, sino a sí mismo, en consecuencia, muere, su alma es entregada a la bruja y la riqueza que apareció por magia, desaparece. Y están los deseos vengativos, los preferidos de la bruja. Un hombre pierde a su esposa y le pide a la bruja que lo ayude a vengarse, ella acepta, lo convierte en un fantasma y le da hasta la salida del sol para lograrlo, lo haga o no, su alma volverá la cabaña, entrará en la flor y lo llevaremos al árbol. Esas son las almas más valiosas, según la bruja, porque están corrompidas. Se acerca el amanecer, la bruja lleva un largo tiempo sonriendo. – ¡Aquí está! – levanta la flor y mientras el alma entra, esta florece – es tiempo, vamos, niña, date prisa. Siempre que consigue una nueva alma, tiene prisa por llevarla, yo encuentro esta parte aburrida, llevo cuatro años en este lugar, yendo y viniendo, del bosque a la cabaña, de la cabaña a la colina, esperando dentro sí viene alguien y al final, aún no sé por qué estoy aquí. Caminamos casi toda la noche para llegar al árbol de la vida. – Aquí está, aquí la tengo, la última – dice la bruja y le entrega la rosa al árbol – cumple mi deseo. ¿Eh? ¿Qué está pasando? La bruja envejece, su cabello oscuro se torna blanco, todo su cuerpo se arruga, su estatura baja, ¡qué es esto!, sus ojos se ven totalmente blancos. – Aquí la tengo, ella es mi tributo. Quiero salir corriendo, pero no puedo, esto es lo mismo que pasó esa noche, era muy pequeña y no lo entendí, yo no tropecé con las raíces, ellas me atraparon – por favor, no me hagas daño. La bruja cae al suelo, ya no se mueve, sus ojos han perdido color y su cuerpo…, no puedo ver su piel, solo sus huesos. “Acércate” – ¿Quién dijo eso?, ¿quién está ahí? “Eres la siguiente, desde hoy eres la nueva bruja” – ¿Qué? – Dice, que ahora eres la bruja. La segunda voz vino de un chico, es alto y delgado, con el cabello blanco y ropa sencilla, se agacha para mirarme. – Todo este bosque es una prisión, mantiene al demonio dentro del árbol, pero, se necesitan almas para mantener la prisión activa, y no pueden ser cualquier clase de almas, deben ser ofrecidas por voluntad propia, por eso, necesitamos una bruja, fuiste entregada como tributo y la anterior bruja te eligió para ser su sucesora, este será, desde hoy, tu trabajo. Fue por esto, que me encerró por tanto tiempo – ¿qué pasa si no lo hago?, sí me niego a traer almas. – La prisión se romperá, el demonio escapará y todas las personas morirán.