La reunión giró en torno a varios puntos, para comenzar, el poder del primer espíritu corrupto había decaído y conforme la civilización avanzaba, la magia era menos necesaria. Los temas se fueron agrupando bajo la cúpula de cristal donde se había llegado a cabo la reunión y tras largas horas, se dio por finalizada. Sin medir sus palabras, Vasto dejó su lugar, cruzó toda la plaza, extendió el brazo y sujetó a Sumia por los hombros con firmeza, pero sin violencia. Su mirada se encontraba con la de ella, exigente, intensa, como si el tiempo y los años de silencio no existieran. – ¡Dime qué pasó con Istia! ¿Dónde está? ¿Está viva? ¿Qué hiciste? Sumia soltó un grito y varios espíritus voltearon a verla. – Vasto – anunció el espíritu rey de la vida – suéltala. Ahora. Vasto no quería hacerl

