Capítulo 5

1668 Palabras
Los flashes no paraban, la prensa revolucionó al verla llegar viéndose más imponente que antes, con la belleza que deslumbró a más de uno, surgiendo muchas incógnitas del porqué de su regreso cuando se había retirado hacía algunos años. Ella parecía flotar en el aire, da do pasos firmes sin mirar a nadie, sus ojos cubiertos por su lentes de sol, sus tacones resonando por la acera mostrando una seguridad y firmeza, subió los escalones hasta colocarse detrás del podio donde estaban los micrófonos de las televisoras más importantes del país. Bennet Corp. era una de las empresas más importantes del mundo, con cedes en diversos lugares del mundo donde poseían sus reservas petroleras. Las preguntas no paraban y lejos de sentirse intimidada por la gran multitud se enalteció recordando sus momentos de gloria y por los que lucharía para volver a tenerlos, para recuperar su lugar en el mundo y adueñarse de la cima porque nadie más que ella la merecía. —Buenos días a todos —sonrió pasando sus ojos por sobre todos —con mi madre, la presidente actual de Bennet Corp. decidimos dar un comunicado público para anunciar algo que cambiará totalmente el futuro de la empresa. Soy consciente de los rumores —sus ojos se fijaron en la cámara como si estuviese viendo a alguien precisamente, transmitiendo un sentimiento vacío que podrían erizar a más de alguno —pero eso no es más que eso, rumores. No estamos en quiebra, señores, y el día de hoy me enorgullece anunciar mi retorno a la presidencia, públicamente le doy las gracias a mi madre, Grace Bennet, por su excelente labor y por mantener todo a flote. —Señorita Bennet, ¿por qué la decisión de volver luego de muchos años? —salió la primera pregunta. —Consideré que era el momento adecuado para regresar, muchos de beneficiaron en mi ausencia pero se acaba hoy —declaró con una directa para todos sus enemigos y al más grande de todos. —¿Qué tantos serán los cambios de Bennet Corp.? —Serán muchos, implementaremos tecnología más moderna en nuestros equipos, abriéremos nuevos caminos en el comercio internacional y no haremos distinción de nuestros clientes —comenzó a desenvolverse con una facilidad como si nunca hubiera estado fuera de juego pero es que aquello era algo innato, ella nació para liderar, para ser la mejor y es lo que se dijo desde que comprendió cómo funcionaba el mundo. —Ahora mismo Bennet Corp. está por debajo de distintas empresas de la industria, ¿cree que será difícil volver al éxito de hace cinco años? —Cuando tomé las riendas de la empresa de mi difunto padre me propuse que mi lugar siempre sería arriba y hasta el día de hoy lo he conseguido. No dudo que volveré a tomar mi lugar como la número uno y esta vez no dejaré que me lo arrebaten, que se preparen los que me jugaron sucio conmigo, los descensos comenzaran y ninguno podrá impedirlo —dio por terminada la pequeña conferencia de prensa dando la vuelta y caminando hasta el interior del gran edificio en el centro de la ciudad. Lo que acababa de decir era una declaración de guerra para sus rivales que estuvieron atentos a toda la conferencia, incluido el gran Alex Decksheimer quien no se podía creer que ella estuviera de regreso. —Alex —escuchaba las voces de fondo cuando él se había perdido en la avalancha de emociones tanto negativas como positivas, moviéndole su mundo al ver a la mujer que tanto amó deslumbrando como siempre lo hizo, hechizando con su belleza y haciendo caer a muchos con su inigualable inteligencia —¡Alex! Podría reconocer esa voz pero nada podría importarle menos, sentía la mirada curiosa de todos, los murmullos de los empleados con suposiciones que sólo lo hicieron encenderse en ira porque nadie podría opinar de su pasado, nadie sabía con certeza lo que había sucedido, ni siquiera él lo sabía y mucho menos ella. —Amor… —las manos de Tamara tomaron su brazo pero sintió que aquel contacto le quemaba, sin importarle quien estuviera presente se sacudió alejándose caminando sin ver a nadie hasta encerrarse en su oficina. Sentía como los muros que construyó para olvidarla de su vida comenzaba a derrumbarse. —¡Maldita sea! —exclamó golpeando la mesa de roble con sus manos hechas puños. «¿Por qué has regresado? ¿Por que insistes en atormentarme tanto como si lo que hiciste en el pasado no hubiese sido suficiente?» era las preguntas que rondaban su cabeza, unas que no tendrían respuestas y eso era lo que lo atormentaban. Aquella mañana cuando iba en camino a la empresa jamás se esperó encontrar a su ex esposa en las pantallas dando una conferencia y lanzando esa sentencia que le hizo recordar las últimas palabras que le dijo, aquel juramento que hasta el momento no lo había cumplido pero conociéndola como él lo hacía sabía que tenía que prepararse para no derrumbarse ante el duro impacto. —Alex —golpearon la puerta tratando de entrar —abre la puerta. —¡Largo! —se movió hasta la licorera, quitándose los gemelos y aflojando el nudo de la corbata. Sentía que el aire le faltaba, la fatiga apoderándose de él y aquellas ansias de tenerla de frente. —Amor, abre la puerta, por favor. Ignoró los llamados, nadie le importaba en aquel momento, su cabeza sólo la pensaba a ella, en aquellos sentimientos que creía muertes y que hoy golpeaban queriendo salir de la caja donde las había encerrado bajo llave y enviado al fondo de su corazón que ahora se encontraba endurecido. Las heridas ardieron y los rencores del pasado sólo se hicieron más grandes. —Cómo te odio, maldita —susurró caminando al baño para rociarse agua en el rostro. Se vio al espejo viendo más allá de un reflejo retrocediendo a ese día en el que se casaron, viéndola llegar a la iglesia envuelta en aquel vestido que la hacía ver como una princesa, sus ojos azules brillando de amor por él, sonriéndole como solo a él le sonreía y despertando tantos sentimientos que era incluso más grande que el mismísimo universo. Lili era la mujer que él había amado con locura, la mujer en la que había confiado su vida, enterándole su corazón y su alma. «Mi peor error» pensó. —¿Por qué regresaste? —continuó con los susurros, tomó la botella de alcohol tomando directamente de ella, sintiendo como le quemaba la garganta pero aquello era poco con el dolor que sentía. —¡Alex! —el chillido de Tamara lo escuchó más cerca y supo que había entrado pese a que le dijo que se largara —¡¿qué crees que estás haciendo?! ¡¿te has dado cuenta del espectáculo que has montado por el regreso de esa maldi… —¡Cierra la puta boca! —se volvió a ella furioso —¡No te atrevas a mencionarla y mucho menos a insultarla en mi presencia! Abrió sus ojos sorprendida dando un paso hacia atrás, el miedo que siempre tuvo se estaba haciendo realidad, se llevó la mano al pecho y sus ojos picaron sabiendo que con el regreso de Lili estaba perdida. —¿La estás poniendo por encima de mi? —se molestó alzando la voz —porque te recuerdo Alex que soy tu prometida, me debes respeto y salvaguardar mi dignidad y lo que has hecho frente a los empleados no tienen perdón, me has humillado frente a todos y lo sigues haciendo al defender a esa mujer que lo único que hizo fue lastimarte. Dio un paso acercándose a él, sujetando su brazo y buscando el contacto con sus ojos pero no pudo. —Mírame —le exigió —soy yo la que ha estado contigo, la que ha caminado a tu lado sin importar la oscuridad que nos rodea. Te he entregado todo de mi, mi corazón, mi alma, mi cuerpo y no es justo Alex que ahora me trates de esta forma como si no valiera nada para ti. —Vete, Tamara. No quiero verte, ¡entiéndelo! —quiso pasar por su lado decido a ir en busca de respuestas y soltar unas cuantas advertencias a esa mujer que se creía con el poder de volver como si nada. —¿Para dónde vas? —se encontró con James en la entrada impidiéndole el paso —no me digas que irás a buscarla. —¡Si! —bramó —apártate. El llanto que soltó Tamara no lo inmutó, estaba acostumbrado a su dramatismo y manipulación. —No, no permitiré que le des lo que quiere y que seas tú que vayas con ella —lo sostuvo de los hombros tratando de que volviera en si y pensara con la cabeza fría —recuerda lo que pasó, no ignores el hecho de que ella también fue culpable. Alex resopló y sonrió con ironía llevándose la mano al tabique de su nariz. —¿Y crees que voy a buscarla para suplicarle amor? Acaba de declarar la guerra, no voy a quedarme callado y le aclararé cómo funcionarán las cosas. Soy yo quien está en la cima y por mi vida que no la dejaré subir. —Entonces, ¿por qué vas a buscarla? —Por lo mismo, Lili es alguien peligroso como enemigo, no se puede confiar porque cuando menos acuerdas te destruye y yo eso no voy a permitirlo de nuevo. —¿Qué vas a hacer? —Hundirla, voy a acabar con ella antes de que lo haga conmigo. —¿Y crees que vas a poder hacerlo? ¿Harás de lado todo lo que sientes y destruirla? —sacudió su cabeza —engáñate a ti mismo si lo deseas pero no pretendas que los demás te creamos. Si te acercas de nuevo a Lili todos sabemos en qué acabará todo. —No esta vez, James.
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