Capítulo ocho

1743 Palabras
Narra Álvaro: La situación salió tal como lo esperaba, no había manera alguna de que fracasara, no podía fracasar con tremenda información y mucho menos con las personas indicadas, teniendo todo al alcance de mis manos no puedo equivocarme, lo siento mucho por Erick, pero una traición es una traición y él cometió el más grande de los pecados, involucrarse con mi hermano. Hay Erick, tú lo sabias bien, mi hermano y yo solo estamos conectados por sangre, la relación de buenos hermanos que un día tuvimos quedo enterrado en el pasado, no podemos volver a los días en que los dos éramos un par de chamacos ingenuos que jugaban en las escondidas. Bajo a la pequeña en el suelo, le doy una palmadita leve en su cabeza y me alejo un poco de ellas, en lo que conversan saque mi teléfono y marque enseguida a uno de mis hombres, uno de los pocos que son leales a mí, mientras espero que responda observo a mi linda Camila sonreír animadamente, hacia bastante que no la miraba tan feliz, verla sonreír hace que me sienta alegre y aliviado. *Llamada* —Todo ha salido a la perfección, no hubo ningún solo problema y todo es gracias a que nos diste permiso de usarlo—musita el hombre a través de la otra línea en un tono orgulloso—Erick ni siquiera lo vio venir—alardeo el sujeto a través del móvil. Una enorme sonrisa se planta en mi rostro al escucharlo, estoy sumamente complacido con lo que dice, realmente es lo que quería, tomarlo por sorpresa y que no pudiera escapar. —Haz hecho un buen trabajo—digo en voz medio alta reconociendo el valor de su acción y su valor como persona leal, realmente lo ha hecho excelente—lo hiciste a la perfección. La risa del individuo estalla desde la línea, escucharlo es realmente insoportable mas no puedo quejarme de él, ha hecho un buen trabajo siempre, cada que lo requiero está ahí para mi sin poner una excusa, dando lo mejor de si mismo para cumplir con mis ordenes o eso es lo que quisiera decir, no obstante, al final no significa que sea importante. Esta hecho para desaparecer como cualquier otro, no hay mejor silencio que el de una persona en el mas allá, una persona muerta y enterrada tres metros bajo tierra. —¿Y sobre la recompensa que le ibas a dar? —pregunta deliberadamente el sujeto, su seriedad ante el asunto es sorprendente, que repugnante, eso es lo que es una persona como él—¿acaso eso era una mentira? —sus cuestionamientos me enojan e intento no soltarle un par de palabrotas que bien se las merece, en primer lugar, por ser un traidor, de la mejor manera le respondo—por supuesto que era una mentira. —mi voz sale tranquila mientras niego con la cabeza, incluso si era real mi propuesto, eso no es algo que él deba saber. —Simplemente fueron para poder atrapar a Erick, una persona que no es digna de confianza se merece el peor infierno, la muerte es una sentencia mínima para alguien de su artimaña—sentencio con dureza, odie enterarme de que a mis espaldas pasaba información—el no era mas que un perro faldero, iría a cualquier lugar—miento de manera descarada sin ninguna pizca de remordimiento—lo sabes ¿verdad? —le cuestiono. El silencio reina por un buenos segundos, el parece pensar acerca de lo que le he mencionado, luego de manera calmada responde—lo sé, Erick no es alguien digno de confianza—admite y confirma cada una de mis palabras con voz seria, como si realmente fuera verdad—sino eras tú, era tu hermano, después de todo, él no sabe ser una persona leal—confiesa el sujeto, su voz no suena muy segura en esta ocasión—No le importaba quien fuera a ganar, solamente miraba por su propio beneficio. Al escucharlo solamente quería echarme a reír de sus palabras, sin embargo, me esfuerzo en controlarme, mantengo mi semblante tranquilo, sin un solo cambio que me delate. Realmente es irónico como mienten las personas para quedar bien con otras personas, el hombre detrás de la línea no es alguien de confianza, mucho menos conoce a lo que se le llama lealtad, ha vendido a su compañero, a su amigo solamente por un puesto y por las ganancias que él iba a recibir. La envidia es la ruina de varios, de eso no hay duda alguna. —Víctor no es, ni será mejor que yo—susurro mientras sonrió ladinamente, lo detesto, lo odio, odio que la comparación haya llegado, que los esfuerzos nunca hayan dado el fruto que esperaba—Hiciste muy bien en estar de mi lado—le doy un pequeño halago, a todo el mundo le agrada oír un buen halago, no hay ser humano que pueda resistirse a uno de ellos—Tú recompensa ya ha sido depositada, mañana sin falta nos vemos en la oficina. Si señor—responde demasiado alegre para mi propio gusto, desde a cientos de metros de distancia puedo notar su entusiasmo—por cierto—finge dudar de sus siguientes palabras solamente para captar mi interés. —¿sí? —le cuestiono, invitándolo a proseguir con lo que iba a decir, desde la línea soy capaz de oírlo suspirar pesadamente—¿Era verdad? —pregunta con un poco de cautela y un sutil interés en su voz—esa niña que trajo Erick, en verdad era un espécimen valioso ¿Cómo el decía? ¿era un vampiro? La gente no aprende a no meterse donde no le incumbe, por ello siempre pagan un precio más caro. Suelto una risita ante su pregunta—por supuesto que mintió—niego rotundamente, este tipo no debe saber nada, así como lo traiciono a él puede apuñalarme por la espalda a mi—Erick se atrevió a mentirme y ya sabes lo que les pasa a las personas que me mienten. —por supuesto—musita en un tono nervioso esta vez, claramente ha pensado en las mentiras tan obvias que me ha soltado—era demasiado bueno como para que fuera cierto—dice ahora en un tono enojado—y el que quería que me jugara la piel por él, que estúpido—chasquea su lengua, que estúpido es este tipo. No lo hiciste—le digo tranquilamente—y has salido ganando. Sin decirle mas cuelgo la llamada inmediatamente. *fin de la llamada* Me pregunto, ¿cuál fue la cara de Erick al ver el rostro de su asesino? Realmente hubiera querido estar presente para poder mirar su rostro al ver quien lo estaba mandando al otro mundo, imagino que nunca pensó Lorenzo fuera capaz de hacerle algo como eso, lamentablemente su error fue no pensar. La vida da muchas vueltas desde el momento que inicio la conversación de ellos todo estuvo fríamente calculado, Erick no podía salir con vida de este asunto, la razón es sencilla, las personas ambiciosas como él siempre buscan subirse a la cabeza de otros para conseguir sus propósitos, Erick era una persona ambiciosa, sin duda eso era algo bueno, sin embargo, también ese lado era demasiado malo, por otro lado, Lorenzo es una persona mas ambiciosa que él, por eso quería todo lo que él tenía. Si lo mantenía con vida podría intentar subirse a mi cabeza, su forma de negociar conmigo fue el segundo de sus errores, porque el primero fue confiar en Lorenzo, alguien tan envidioso como él no iba a quedarse de manos cruzadas, no después de haber escuchado que Erick había conseguido atrapar a un grandioso ejemplar para el proyecto. Lorenzo al igual que el muerto es una piedra en el zapato que hay que eliminar, ahora solo debo deshacerme de este problema, antes de que pueda volverse más grande. Me acerco discretamente hacia uno de los guardaespaldas que contrate, uno de los hombres mas leales que hay a mi alrededor, que siempre acata las ordenes que le doy sin cometer un solo error. —Te tengo un trabajito, uno muy especial—le informo mientras deslizo una tarjeta de crédito en el bolsillo de su traje n***o, el asiente ante lo que digo y en cuanto lo hace, saco mi teléfono y le muestro la fotografía de quien será su objetivo. —Lorenzo—musito su nombre en voz baja—Lo quiero muerto. El hombre mira seriamente y murmura—¿No es quien...? —le acorto antes de que pueda siquiera terminar su pregunta, no hace falta que lo escuche, se claramente y con exactitud cuál es su pregunta. —Si, es él—digo calmadamente—ya sabes, no hay que dejar cabos sueltos—me reincorporo en mi posición y me alejo del sujeto con quien he cerrado un trato. Me encamino a buscar a Camila, pero antes de llegar, ellas se encuentran delante mío, Camila me sonríe llena de felicidad, en los años que llevamos juntos no la he visto sonreír de ese modo. Verla de esa manera me hace feliz. —Si, Alba dijo que si—dice mientras me abraza fuertemente y besa mis labios rápidamente—No sabes cuan feliz estoy amor—en ningún momento suelta la mano de la niña. La carga como si nada y besa su mejilla, la pequeña niña parece estar feliz de ser tratada con amor, parece gustarle muchísimo a Camila y asi mismo a Camila parece gustarle demasiado a Alba. Entonces todo saldrá a la perfección. Les sonrió a ambas mientras miro fijamente a la niña, ella se encoje un poco, pero sonríe. Obviamente, aún se encuentra en estado de alerta conmigo, no puedo evitar soltar un suspiro leve. —Ahora somos una familia—la alegría en la voz de Camila se distingue claramente—hay mucho por hacer, primero hay que decorar su habitación, inscribirla en una escuela...—y así continúa hablando mientras pasa cuentas con sus dedos—¿Estas feliz amor? —me pregunta sonriendo cálidamente. Claro que si hermosa—le devuelvo la sonrisa, mientras de costado veo a Víctor que no deja de observarnos. Estoy seguro que noto algo extraño. Víctor no es una persona simple, no por nada mi padre siempre lo ha puesto en la cima de todo.
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