Debido a como se terminó el caso le permitieron a cada una de las personas presentes retirarse, no obstante, a esto el lugar en el que la fiesta se llevo a cabo fue restringido en lo que terminaban de completar los documentos faltantes, colocar las aclaraciones, los testimonios entre otras cosas más.
—Mi amor, aquí estas —la mujer que en ese entonces se encontraba a su lado le llamo cariñosamente, al ver al hombre con la pequeña en sus brazos no pudo evitar sonreír cálidamente —¿ya ha terminado todo? ¿podemos irnos? —cuestiono colocando su dedo pulgar e índice en su mentón mientras miraba a los costados, de manera tranquila se acercó.
El tipo sonrió de manera sospechosa, Alba lo sabia todo, no, en realidad lo estaba intuyendo, no tenia prueba alguna que demostrara que él había hecho algo malo, sin embargo, una parte de su cuerpo le decía y advertía que tenia que escapar, correr lo mas lejos que pudiera aun si no podía.
Por supuesto, Camila —respondió el hombre de manera animada mientras tomaba su mano, por lo debajo mascullo “no fue un s******o”, aunque la dama a su lado no pudo escucharlo, Alba si lo hizo, pese a intuir quien era el culpable no podía hacer nada.
Camila miro a la pequeña que sostenía en sus brazos su amado, estaba super sorprendida, un sinfín de emociones llegaron a su mirada, era demasiado fácil de leer la mujer, mucho más que Álvaro, los ojos de la dama brillaron como nunca antes lo habían hecho, la verdadera razón detrás de esto es que nunca había visto a una niña tan hermosa como ella, todo en la pequeña niña que estaba delante suyo le parecía demasiado tierno e inocente, sin embargo, en cuanto sus ojos miraron los grilletes se quedo sin aliento, su rostro cambio drásticamente, mostraba signos de confusión.
—¿Por qué tiene puesto un par de grilletes? —cuestiono la dama con un tono altanero, se notaba su enojo a cierta distancia, Camila era una mujer que odiaba y detestaba mas que nadie a los abusadores, eso era algo que Álvaro sabia a la perfección cuando se enamoro de ella, ya que no había manera de contarle la realidad, el hombre opto por mentir a su mujer con una sonrisa, la mentira piadosa podría calmarla, así mismo él seria visto como un héroe.
Carraspeo, seguido de ello comenzó a hablar —al parecer es una esclava, Camila —menciono de la manera mas tranquila que pudo, luego señalo el cuerpo del hombre que habían sacado de la fiesta, ese hombre muerto que llevaban en una camilla —Él la trajo aquí, no tengo idea de donde la saco Erick, pensé en un momento en pedirle ayuda a mi padre y que se encargara de darle un hogar, sin embargo, ¿sabes lo que sucederá con ella si hago eso? —cuestiono el hombre a su mujer, la manera en la hablaba era una total manipulación.
¿Por qué tantas mentiras? ¿Por qué la gente miente deliberadamente ante cualquiera, incluso ante el ser mismo que dicen que tanto aman? ¿acaso es un mundo extremadamente falso? ¿Dónde quedan las verdades?
—No tengo idea del porque la trajo a la fiesta, más puedo hacerme una idea, quizás intento engañarme o engañar a Víctor, si mi padre sabe de ella será su muerte con seguridad —siguió hablando sin dejar que la dama lo interrumpiera, Camila en su sitio tembló levemente, ella conocía bien al padre de Álvaro, quien era el hombre más despiadado que existía al cual no le importaba nada mas que conseguir sus metas.
Camila a un costado coloco sus manos sobre sus labios y negó de solo imaginar que ese hombre pudiera hacerle daño a la pequeña, los ojos de esa dama se llenaron de tristeza de solo pensar que la chica, de la cual no tenía conocimiento podía sufrir y llorar en un lugar oscuro.
Todo va a estar bien, pequeña, ni Álvaro, ni yo permitiremos que alguien te haga daño —menciono colocando su mano en la cabeza de Alba mientras le sonreía de manera cálida, esta escena era una de las tantas que la joven había imaginado cientos de veces con su madre, en sus sueños mas remotos, su madre le acaricia la cabeza, besa su mejilla y mima como nunca. Alba estaba perdida en su ensueño de encanto.
—¿Cuál es tu nombre? —pregunto la dama sacándola de su sueño, era tan hermosa la mujer enfrente suyo que podría ser un ángel, jamás había visto a alguien tan brillosa o cálida como lo era ella, contagiada por la calidez de la mujer, Alba sonrió cálidamente y de manera un tanto animada respondió —Alba, mi nombre es Alba —su tono era suave y a la vez bajito, sin embargo, Camila a su lado podía escucharlo con claridad.
Camila no podía resistirse a la mirada dulce de la niña, antes de darse cuenta se encontraba encantada con los preciosos ojos rosas de la chica, eran un color algo exóticos, fantasiosos y hermosos a la vez, una vez que se reincorporo en su lugar, se pego al brazo de su marido y haciendo un puchero musito —Álvaro ¿podemos quedárnosla? Llevémosla a casa amor, ¿sí? Por favor, es tan linda, podemos cuidar de ella, darle mucho amor —pidió la dama mirándolo fijamente —por favor, por favor Álvaro. —la carita de tristeza que coloco termino por convencerlo, el motivo era simple, la única debilidad que Álvaro tenia en su corazón llevaba un nombre y ese era CAMILA, él haría lo que fuera por complacerla, cualquier cosa, sin importar el riesgo del éxito o del fracaso, por otra parte, esto era lo que él necesitaba.
Esto no puede ser una casualidad, tiene que haber sido algo que se planeó, no creo que haya sido obra del destino, si conoces a alguien puedes saber desde antes la manera en que habla o las acciones que realista.
Álvaro rio de manera incomoda—eso no es algo que nosotros podamos decidir, la decisión depende de la pequeña—musito esta vez mirándola seriamente, en ese instante Camila se acerco a la niña y tomo su mano entre las suyas, prácticamente le pidió —quédate con nosotros, podemos ser una familia de verdad.
La manera en la que hablaba la mujer supo envolverla, Alba quien ansiaba la calidez de una madre, quien vivió anhelando a le dio la vida, no podía negarse a lo que ella le prometía que le daría.
—Seremos tú familia, Álvaro será tú padre y yo tú madre —susurro la mujer con dulzura acariciando su mejilla, realmente la sensación le gusto, no parecía malo vivir como un humano.
¿Si hubiera nacido como un humano las cosas habrían sido diferentes? Pero ¿en verdad es tan fácil y sencillo como Camila lo dice? ¿podemos en verdad ser una familia?
Los pensamientos llegaron a su cabeza, dejándola completamente inquieta, su sexto sentido advertía que no podía ser tan fácil, no después de todo lo que había vivido en cuestión se horas, su propia familia la había vendido, su propia sangre le había dado la espalda, no había error alguno en esa afirmación, ¿Cómo la mujer delante suyo podría decir que seria su madre? ¿Cómo podría decir de manera tan sencilla que le daría un hogar? Si ni siquiera sabia quien era ella en realidad, aun con tantas dudas su corazón quería creer en las palabras de esa dama mientras la que racionalidad le gritaba en cara la realidad del asunto.
—La mujer no sabe quien eres —grito la voz en su cabeza, seguido de un montón de palabras más —si ella se entera de lo que eres ¿Qué será de nosotras? ¿fingirá que no lo sabe y nos cuidará? O ¿también nos dará la espalda por temor? ¿VAMOS A MORIR? ¿SEREMOS DEJADAS DE LADO NUEVAMENTE? ¿EN VERDAD QUIERES ESO? ¿QUIERES SER DESECHADA CUANDO NO SIRVAS?
El pánico recorrió su cuerpo entero, Alba no quería ser dejada de lado, no quería que la abandonaran de la misma manera en que su abuelo y su mejor amigo lo habían hecho, no deseaba sentir el mismo dolor punzante que sintió cuando ellos se deshicieron de ella, no podría soportar un dolor más.
—Te cuidaremos bien, no tienes que temer, lo tendrás todo, te lo juro —sonrió animadamente la dama mientras le hablaba, era demasiado dulce para ser verdad —seré tú mama y tú serás mi hija si aceptas —la dama delante suyo se notaba lo esperanzada que estaba, sus ojos anhelaban la confirmación de la pequeña y como no hacerlo si había ansiado tener una hija o un hijo por demasiado tiempo pero este maravilloso regalo no le fue concedido, sumida en su tristeza había comenzado a tener alucinaciones, el marido desesperado solamente pudo pensar en encontrar como darle una alegría a su esposa, a pesar de que la adopción pudo haber sido la mejor opción, su padre rotundamente cerro las puertas de cualquier orfanatorio, le negó la posibilidad de adoptar por temor a que este fuera un plan para derribar al heredero Víctor.
El hombre mayor siempre había visto a Víctor como el heredero de todo, y aunque Víctor era consciente de la situación evitaba la toma de decisiones dentro de los negocios de su padre, Álvaro quien sospechaba de todo esto siempre que podía ideaba un plan para sobresalir y que su padre le notara, por el contrario, sus acciones en vez de lograr cosas buenas terminaban por poner en peligro los negocios y Víctor quien cuidaba de su hermano, se encargaba de limpiar sus desastres entre las sombras, el mayor no era a quien pudieran ocultarle algo de semejante tamaño y siempre supo la verdad.
Por esto mismo nunca quito su dedo del renglón, cierta tarde él lo murmuro con voz autoritaria —“Víctor debe ser mi heredero” —la sentencia del mayor sin tomar en cuenta las opiniones de ninguno de ellos, sus grandes negocios eran demasiado para que su hijo menor pudiera realizar, solo el mayor podía manejarlo todo a la perfección.
Álvaro era un hijo defectuoso, no se compraba en nada con el primero, ni siquiera en su amabilidad, los dos eran completamente opuestos, Álvaro era la cara de la otra moneda, si tuviese que comprarlos con la luna y el sol, en ese caso, su hijo mayor, Víctor, sería el resplandeciente sol y su hijo menor, Álvaro, no sería más que la oscura luna incapaz de resplandecer.
No importa cuánto haga, cuanto esfuerzo ponga, el sol siempre sobresale encima de la luna, Álvaro también lo sabía, pero no podía admitirlo, si lo hacía, no quedaría nada de él, porque su existencia se basaba en el odio que le tenía a su hermano.
*Flashback*
Víctor, ¿papà me odia? —el pequeño pregunto armando un rompecabezas, su hermano mayor a su lado sin mirarlo se expresó—Padre, no podría odiarte, eres su hijo, eres mi hermano.
Durante un buen rato siguieron colocando las piezas en su lugar, jugaron y se divirtieron como nunca, la alegría pronto se rompió, el mayor entro a la sala y en cuanto miro el rompecabezas sonrió—Víctor, no podría esperar menos de ti—sin darse cuenta el mérito entero se lo concedió a uno solo, desde el rincón el menor solo mordió su labio inferior interno y se marchó, esa fue la primera vez que le dio la espalda al perfecto hijo.
...
—¿Porque te has ido? —pregunto su hermano al subir a su habitación pensando que lo encontraría ahí, pero, la habitación estaba vacía, su hermano no había subido, por toda la casa le busco y no lo encontró, hasta las 9:00 de la noche que lo trajo un sirviente en brazos, Víctor quedo perplejo al ver la condición de Álvaro, su brazo estaba cubierta de hematomas y su puño cubierto de sangre.
La voz impaciente del niño estallo—¿Que le has hecho a mi hermano? —el enojo podía notarse en su voz, el sirviente le murmuro "SHH" mientras negaba—no he sido yo, ha sido el maestro.
—No sé qué ha pasado, pero él maestro me ha pedido que lo traiga a su habitación, y si fuera tú no preguntaría mucho—advirtió el sirviente recostando al chico sobre la cama, Víctor no entendió nada.
*Fin del flashback*