Capítulo trece

1181 Palabras
Tras alimentarse se dio cuenta de una cosa, la comida no era mala, tampoco le hacía daño, probo todo tipo de platillo que la señora Camila ordeno con una radiante sonrisa, todo tipo de postre que le sirvieron, fue la primera vez en su vida que disfruto de una comida tan buena, a diferencia de la que su abuelo solía darle en la vieja cabaña. Alba quien solo comía una sola comida durante cada mes, lo que sucedía a su alrededor le parecía desconocido, además de ello muy distinto. Los humanos realmente eran interesantes, muy distintos a los suyos. ¿Sangre para desayunar? ¿Sangre para almorzar? ¿Sangre para cenar? ¿Porque todo era sangre en el único día que necesitaba alimentarse? Alba nunca estuvo feliz bebiéndola, pese a ello dio lo mejor de sí misma para consumirlo aun cuando le provocaba náuseas y desagrado, la sangre fue lo peor que probo, no era nada apetecible a diferencia del platillo que tuvo enfrente suyo con los humanos, por el contrario, siempre le pareció irrazonable que tuvieran que consumirla e inexplicable que a todos les pareciera tan delicioso cuando a ella le parecía tan repugnante y nada apetecible. Nunca se entendió por completo, pertenecían a la misma especie, más, sin embargo, eran muy distintos, ella no sentía el deseo que cada uno de los otros vampiros sentía hacia la sangre humana, lo extraño que noto después de que su familia la abandono fue que, si le llamaba la sangre, este descubrimiento le aterro demasiado. ¿Como podía pensar en la sangre, que tanto le desagradaba? ¿Porque esa sangre si le apetecía? ¿Porque tenía un aroma único que la incitaba a beberlo? Sentada en la mesa del comedor, la pequeña Alba desecho cualquier tipo de pensamiento en vano y decidido concentrarse en su presente, ya no debía recordar el pasado, debía centrarse en lo que pasaría con ella de ahora en adelante, era claro que Álvaro no la llevo solo por esa mujer tan cálida, tenía que haber algo más, una razón suficiente como para proponerle no entregarla a la persona que debía ser entregada. Alba se concentró en el almuerzo, degusto un sin fin de platos que nunca vio, realmente estuvieron deliciosos. ... La comida fue perfecta, fueron conversaciones divertidas que nunca en su vida vio, la armonía y calidez que esos minutos sintió fueron algo tan agradables que deseaba volver a sentir. La señora Camila era la humana más linda que había conocido, incluso cuando los suyos repetían hasta el cansancio lo arrogantes y vacíos que eran los humanos, ella nunca pudo creerlo por completo ya que no conocía a ningún mortal, y la escena que se encontraba viviendo volvía a negarle todo lo que comentaban los amigos de su abuelo e incluso él mismo. "Que error" "¿Como pueden pensar eso de los humanos?" "Ni siquiera los conocen" "¿Como pueden juzgarlos?" "¿porque dicen que son malos?" La cabeza de Alba se preguntó demasiadas cosas en cuestión de minutos, no había pasado tanto tiempo y ya sentía que eran su familia, tal vez solo era debido a lo mucho que ella ansiaba encontrarse en el centro de una familia o lo tanto que carecía de un amor materno como el que la señora Camila estaba dispuesta a darle aun si no era nada suyo. Probablemente solo era eso, no obstante, incluso si lo era, ella no quería perderlo. Los ojos de Alba brillaban cada vez que la veía, cada que la señora Camila le daba un halago, un abrazo o una palmadita en los hombros, ella realmente se sentía a gusto, por primera vez en su vida sentía lo que era tener una madre. Realmente estaba disfrutando de la calidez del sitio, de las risas del lugar, de la familia perfecta que posiblemente tendría de ahora en adelante si no descubrían su secreto, si tan solo pudiera guardarlo para siempre la felicidad podría ser eterna, para estos instantes ni siquiera le paso por la cabeza la diferencia de edades entre las especies, mientras ella tendría una vida larga, ambos señores poseían una extremadamente corta, con el paso de los años podrían enfermarse, sufrir un accidente y morir, inclusive  la muerte podría venir a buscarlos, porque la vida de un humano es demasiado. —Alba—musito Camila con una enorme sonrisa, una que era capaz de contagiarle a cualquiera e inclusive de calmar el llanto de cualquier persona—¿has disfrutado la comida? —la voz fue agradable, llena de cariño, uno que solo vio en su abuelo, quien la entrego. De ratos no podía evitar recordarlos, especialmente a Leo, quien la había acompañado durante toda su corta vida, eran mejores amigos.  ¿Como él la había dejado de lado? ¿Porque él en ese momento permaneció tan tranquilo, como si nada pasara? ¿Porque solo a ella la agarraron, y él fue ignorado? Volteo la cabeza hacia la dama, con una sonrisa tímida asintió la pequeña mientras con la mano derecha levantaba el vaso con jugo, lo bebió sin decir nada, al principio pensó que podría hacerle daño, los vampiros no acostumbran a beber nada que no fuera sangre, ella al ser lo mismo que ellos, tal vez podría sufrir o tener alguna consecuencia por consumir el líquido, más, sin embargo, las cosas no fueron así, el sumo era delicioso. Camila complacida con el rostro de la pequeña Alba se levantó de su asiento y acaricio su cabeza, dejo un beso en su frente y se retiró del comedor no sin antes decirle—Pronto volveré, tengo que arreglar unos asuntos del trabajo—toco su mejilla—si es muy tarde, no me esperes, ve a la cama y descansa—se dio la media vuelta la mujer y abandono el sitio.  Álvaro comió sin mencionar nada frente a Camila hasta que ella se retiró por cuestiones del trabajo, el hombre volteo a verla y le regalo una sonrisa pequeña, era extraño, Alba hasta en ese entonces pensó que él jamás le iba a sonreír que esas sonrisas solo eran para su esposa. —Te agradezco—murmuro el hombre sin dulzura en los ojos, su voz fue tosca—realmente gracias, la has hecho muy feliz este día—se levantó de su asiento sin esperar una respuesta de parte de Alba y se dirigió a pasos rápidos a la salida—pero, eso no cambia las cosas entre nosotros. —menciono repentinamente el varón al llegar a la puerta del comedor, sin emoción alguna y con voz fría menciono—Al anochecer la mucama ira por ti, deveras seguirla, tenemos cosas de que hablar. Alba creyó que debía ser un asunto relacionado con su identidad, hasta ese momento realmente no tenía idea de lo que estaba a punto de comenzar, pensó que sería algo rápido y que iba a ser acerca de cómo escondería lo que era en realidad, su temor por ser descubierta era demasiado, ella realmente ahora deseaba en verdad haber nacido como una niña humana.
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