Difícilmente se puede saber que su edad vampira no concuerda con su edad mental, esto debido a que durante toda su vida se ha encontrado viviendo bajo las estrictas reglas de su abuelo a tal punto de volverse demasiado tonta, ingenua y dependiente de Roberts a causa de que no conoce mucho del exterior, lo único que conoce es su hogar, el sitio donde ha estado viviendo, además tampoco sabe mucho sobre los suyos mismos. No conoce a ningún vampiro a excepción del abuelo y Leo, durante los años que estuvieron en el reino nunca pudo entablar una conversación con otros, el abuelo nunca la llevo a pasear, mucho menos le mostro lo bello que era el reino o sus habitantes, si, si le pareció extraño la manera peculiar y cuidadosa con la que el hombre solía comportarse de vez en cuando, pero, de eso a imaginar que iban a hacerle lo que le hicieron, jamás, nunca le paso por la cabeza, porque “la familia no traiciona”
—El abuelo me adora, hoy en la mañana beso mi mejilla, me dio un cálido abrazo y me alimento —musita la joven, las dulces mentiras sirven para curarse y ella quería sanar el dolor del sentimiento molesto que la estaba agobiando en ese mismo instante, su deseo por borrarla escena de hace poco era inmenso, demasiado grande.
Erick camina detrás de ella empujándola con su mano, asi mismo la obliga a atravesar la inmensa puerta, con resignación y la cabeza mirando al suelo arrastra los pies lo mas lento que puede, dirigiendo sus pasos hacia el interior de la inmensa casa. La música dentro es tan alta que dificulta el poder escuchar correctamente, el ruido y el bochorno dentro son algo honestamente espantosos, varios olores entran a su nariz, no es capaz de reconocerlos del todo, nunca en su vida los había olido, pero era un aroma demasiado asqueroso.
Pasaron delante de mucha gente que bebía sustancias de varios colores, lo que es demasiado extraño para Alba que desconocía de todo, pues es una joven llena de carencias acerca del conocimiento, con preguntas que ni siquiera podrían tener respuesta y contestaciones que seguro, no deseaba oír salir de los labios de ninguno de ambos.
Erick al momento en que distingue a un hombre tira con fuerza del brazo de la chica de manera un tanto brusca forzándola a seguirlo a toda prisa sin poder negarse, el sujeto al que sigue Erick tiene el cabello rubio, no es muy corto ni largo, su copete apenas tapa un pedazo de su ojo derecho, este hombre no es viejo, sorprendentemente es extremadamente joven además de ser demasiado pálido para ser un humano. Alba incluso lo confunde con uno de los suyos debido a la extrema palidez de su piel, el sujeto no se encuentra solo, va acompañado de una dama, por el contrario, a él, la mujer a su lado no es pálida, su cabello es largo y n***o, esto capta el interés de la niña, en el reino vampiro no vio a ninguna vampira con ese tono de cabello.
¿El es un vampiro? —se pregunto la joven así misma sin mostrar su confusión —¿Hay vampiros entre los humanos? —mas preguntas vinieron a su mente, pero no podía preguntarlo, si en verdad era un vampiro, podría dejarlo en evidencia —¿Cómo es que Erick no lo ha notado? ¿Por qué parecen que se conocen desde hace bastante tiempo? ¿trabajan juntos?
Alba sentía un leve cosquilleo en el estómago, nunca miro a tantos humanos en un solo sitio por lo que se siente un poco abrumada, es más, nunca había visto uno hasta que vio a Erick, inclusive cuando su abuelo le traía sangre, esta no provenía de una persona a la que le clavaba los colmillos, por el contrario, venían de una bolsa y el abuelo aseguraba haberla comprado, por lo que la pequeña creía que la sangre se compraba, después de todo un poco de sangre no decía nada, normalmente los vampiros beben sangre de cualquier ser vivo excepto los suyos, podría ser sangre de algún tipo de animal, de algún humano que hubiera donado a un hospital. Ellos no se presentaban ante humanos diciendo “hola, soy un vampiro”, pero tampoco era como si vivieran ocultos, unos decidían vivir en el reino, pero otros mudarse a distintos lugares, aunque esto era información que desconocía la pequeña Alba.
Cuando se acercó el hombre rubio mostro un signo de sorpresa en sus ojos, claramente estaba extremadamente sorprendido, sin embargo, esbozo una enorme sonrisa cálida mientras miraba a la chica —¿A quien trajiste esta vez? —pregunto en tono serio el sujeto así mismo su voz tenía cierta diversión incluida, de igual manera sus ojos divagaron en los grilletes que ella traía en su cuello y sus manos. —¿Quién es ella? —cuestiono manteniendo a raya su curiosidad, mantuvo su tranquilidad en todo momento sin demostrar emoción alguna, a pesar de que ya sabia para que los grilletes se usaban para seres sobrenaturales también existía gente que los usaba en humanos que eran esclavos, sujetos de prueba o quienes acababan de sacar de una casa de subasta, debido a ello el hombre se contuvo, no quería emocionarse y luego terminar decepcionado al enterarse de que no era lo que él estaba pensando.
Levanto una ceja dudosamente en espera de la respuesta de Erick, él no le hizo esperar más, alzando un poco la voz se atrevió a responderle luego de haber agarrado valor —ES UN ESPECIMEN —fue la oración que salieron de sus labios, solo esta oración se necesito para que el hombre se sobresaltara por completo, luego de haberlo escuchado le hecho una mirada de advertencia —SILENCIO —Sentencio con voz demandante el hombre al joven Erick mientras con su dedo índice señalaba un pasillo a la izquierda un tanto alejado —sígueme, vamos a hablar ahora mismo.
La pequeña no comprendió la razón por la que hablo de esa manera tan dominante. —Por supuesto—complacientemente respondió Erick, el primero en caminar fue él joven, justo detrás de este iba Alba empujada por Erick, quien se encontraba impaciente, ya que no podía esperar por la recompensa y el agradecimiento de ese hombre.
El pasillo oscuro no tenía un buen ambiente, pero Erick estaba demasiado emocionado como para darse cuenta de lo que estaba pasando a sus espaldas, detrás de él varios de los invitados miraban con sospecha la forma en la que presionaba a la niña para que caminara, todos guardaron silencio, no tenían los medios para intervenir, pero la acción no solo llamo la atención de los invitados de la fiesta, sino que también la de un hombre que era el invitado no deseado del sujeto, el cual asistió para observar a su contrincante.
"El mundo es un lugar basto de competencia y en el gana el que observa a su oponente, encuentra sus miedos, debilidades, pero sobre todo lo que quiere proteger. En otras palabras, gana quien use cualquier medio para obtener la victoria."
Ambos hombres junto la pequeña se deslizaron por un pasillo un tanto oscuro y demasiado largo hasta llegar a un salón en el fondo del pasillo, él joven cortésmente invito a Erick a ingresar y así mismo a tomar asiento en el lujoso sofá de la habitación, este estaba muy sorprendido, nunca pensó en estar en lugar repleto de cosas tan caras.
¿ESPECIE? —pregunto directamente al instante en que Erick tomo asiento, mientras movía uno de sus dedos sobre el escritorio aun estando de pie, el hombre no iba a perder su tiempo si su empleado mencionaba que era un esclavo humano e incluso pensaba en echarlo tan pronto como este no diera la respuesta que esperaba.
—No lo sé—admitió armándose de valor el joven delante suyo—pero eso no quiere decir que no sea un espécimen extremadamente valioso—se apresuró a continuar un tanto temeroso, el desconocido dudoso e intrigado le hizo una señal para que prosiguiera con sus palabras. —Se que es un hibrido, el hibrido de un vampiro—respondió con voz sumamente segura y orgulloso de haberla atrapado—sin embargo, no sé con qué otra especie. Este pequeño detalle no le quita el valor a este primor.
—Usted también lo sabe joven Álvaro, con esto será reconocido por su padre, podría hasta otorgarle la herencia en agradecimiento y sacar a su hermano de la jugada—menciono Erick en intento de obtener una recompensa mayor, el padre de Álvaro se negaba a darle parte de la herencia, la situación ya de por si se encontraba tensa entre ambos hermanos.
La idea de Erick no era mala, en si Álvaro también estaba pensándolo.
¿Cuál es mi recompensa? Joven Álvaro—cuestiono sonriendo el hombre, ansiosamente esperaba la respuesta del maestro—La pase bastante mal mientras la capturaba.
El intentaba obtener más de la que era la recompensa que había estipulado el hombre cuando los reunió, varios de sus empleados le habían intentado tomar el pelo al traer a un humano con grilletes fingiendo que era un ser sobrenatural y cada uno estaba enterrado tres metros bajo tierra.
Alba al costado de Erick se tensó un poco al escuchar las palabras que este soltó, la situación y el ambiente no eran los indicados para hablar de un trato, menos estando en el territorio de Álvaro.
—Te voy a recompensar MUY bien, hiciste un excelente trabajo Erick—Álvaro elevo su voz en la palabra MUY, a su vez por primera vez le hablo por su nombre, el hombre le había reconocido por su excelente trabajo.
Las mejillas del hombre se ensancharon y deslizaron hacia los lados transformándose en una inmensa sonrisa, el haber sido reconocido por su jefe era demasiado bueno, sus problemas seguro iban a acabarse, las deudas que tenía debido a sus malos hábitos de apuestas seguro se saldarían y podría comenzar nuevamente a apostar, su vida iba a cambiar, tendría tanto dinero como quisiera, se daría la gran vida.
—Muchachos, por favor entren—hablo Álvaro feliz invitando a dos hombres de n***o a entrar a la habitación—Denle una cuantiosa recompensa al empleado Erick, ha realizado un excelente trabajo—informó este joven con una sonrisa—además avisen que desde mañana él será mi mano derecha en el proyecto.
Tras escuchar las palabras del hombre, Erick quedo completamente perplejo, no creía que sus acciones podrían lograr semejante logro, orgulloso se puso de pie y agradeció amablemente a su jefe por permitirle semejante honor.
—Síguelos, por favor—pidió Álvaro amablemente—te darán un valor monetario por tus logros—Erick al escucharlo se puso de pie, le entrego el llaverito que controlaba los grilletes y comenzó a seguirlos, antes de salir escucho a su jefe decirle—Nos vemos mañana en el trabajo.
Alba agacho la cabeza y guardo silencio, se sumió en sus pensamientos sin poder evitarlo y comenzó a pensar en lo extraño que era todo.
Narra Alba:
Pobre... OH, pobre, Erick.
¿A dónde se fue tu inteligencia? ¿En verdad piensas que va a cumplir?
No podía quitar de mi cabeza que la situación era extraña, desde el momento en que entramos hasta cuando lo vimos, el actuaba completamente tranquilo, pero estaba ansioso, emocionado y hasta podría decir que un tanto extasiado.
La forma en la que me miraba y se comportaba con mi capturador parecía amable, demasiado al punto en ser extremo, que causaba que mi piel se erizara cada que sentía su mirada sobre mí.
—Creo que cometió un error—grite fuertemente en el interior de mi mente sin atreverme a levantar la mirada.
De pronto sentí que alguien coloco su mano en mi hombro, al elevar la mirada me tope con esos ojos que no me inspiraban nada de confianza, por el contrario, solo me ponían cada vez más alerta.
Lo cual no tenía sentido para mí.
—Camila estará contenta—me menciono sonriendo el hombre mientras tocaba mi cabeza, a duras penas me anime a cuestionarle—¿Quién es? ¿Y por qué estará contenta? —menee la cabeza al costado derecho mostrando confusión e inocencia.
Se río de mí y mi pregunta—Mi esposa—respondió lleno de orgullo con mucha tranquilidad—siempre ha querido una hija. —y ahí intuí que las cosas no podían ser tan simples como el hombre mencionaba.
Serás una buena niña, ¿verdad? —me pregunto mirándome seriamente, no me dejo responderle ya que siguió hablando—Si te portas bien, no tendrás que visitar al abuelo.
Justo en el momento que menciono a su padre, sus ojos brillaron maliciosamente, lo que me atemorizo
mucho más.
¿Él dichoso "padre" era peligroso?
—Puedo pasar por alto e incluso podría olvidar lo que eres, si te comportas correctamente—Se agacho delante mío y me tendió su mano en cuanto concluyo la oferta que me ofrecía.
A pesar de estar dudosa, despacio acerque mi mano a la suya, él no la movió, por el contrario, fue paciente y espero hasta que pusiera mi mano sobre la suya, entonces la apretó como una persona que ha cerrado un trato lo hace, no sabía quién era el más peligroso de ambos hombres, el hijo no parecía simple y el dichoso padre que este mencionaba de tal manera, me hacía dudar más acerca de que tan bueno podría ser este.
Le regale una sonrisa forzada por compromiso y él dejo un beso en mi frente aun sin soltar mi mano, de un momento a otro se puso de pie y fue en ese instante en el que me cargo con delicadeza, de la misma manera en que el abuelo me cargaba en sus brazos.
Los recuerdos pasaron por mi cabeza y un sentimiento extraño me inundo.
Quise que me bajara, incluso se lo pedí, Álvaro por supuesto se negó a dejarme caminar sola—Estas herida—dijo serio como si en verdad estuviera preocupado por mí, algo que no tenía sentido—No quiero que te lastimes.
Esa frase era tan común.
Leo solía decírmela cada vez que corría detrás de mí.