(Narra Annie Rowan) ―Bueno, vamos.― Sin previo aviso, tomo mi mano y entrelazo sus dedos con los míos y, un choque eléctrico recorrió todo mi cuerpo. Intenté zafarme, pero él no lo permitió, al contrario, se aferró más a mí. Deje que él me guiara, nos adentramos al bosque y mientras lo hacíamos, no pude evitar sentir la calidez de su mano. Eran muchos más cálida que la de un humano normal, claro que eso se debe a que es un hombre lobo. Llegamos a una parte del bosque que no conocía, había árboles pequeños, muy pequeños. Creo que eran arbusto y el pasto de ese lugar estaba muy corto, había partes con nieve y otras estaban casi secas. Pero, lo que más me llamó la atención era un árbol en el centro del lugar, tenía una forma extrañamente retorcida y, a pesar de eso, su forma era cautivador