(Recuerdos de Dante parte I)
Los recuerdos volvieron a mí como dagas afiladas, todo fue tan doloroso y lento...
Para empezar, mi hermano Demián era el mayor. Claro que nacimos el mismo día, pero él fue el primero en salir del vientre de nuestra madre. Nuestra madre... Una mujer hermosa, alta, de rizos rubios y de mirada penetrante.
Aún puedo recordar el dulce sabor de su leche materna, y las suaves lametadas de su ocio lobuno.
―Despacio, mis pequeños. Despacio.― Nos había dicho a Demián y a mí mientras engullíamos con velocidad un trozo de carne. Poseía una voz dulce y tranquilizadora.
La recordé con claridad. Recordé su olor, su calidez, su amabilidad y sus regaños cuando hacíamos travesuras.
También recordé a mi padre, un lobo café cobrizo que irradiaba un aura de confianza. Nunca
