Una vez cuando era niña y estaba en la escuela escuche la historia sobre el elefante y la estaca. En ese momento no comprendí la magnitud de aquella metáfora hasta ahora que me encuentro bajo el agua sin deseos de continuar. Me niego abrir los ojos, me niego a respirar al tiempo que las palabras de mi padre vienen a mi mente la primera vez que intente quitarme la vida. “– ¿Qué tienes en la cabeza? – pregunta visiblemente furioso mientras yo me encuentro sentada en la camilla de la clínica. – sabes la vergüenza que tengo en este momento y agradece al cielo que la noticia no filtro porque realmente lo lamentaras. - Papá… - hablo con un enorme nudo en la garganta, pero él simplemente me abofetea. - Te callas y dejas tu show porque está comenzando a cansarme – me amenaza