Gimo y me agarro al brazo de Dominic mientras mis piernas tiemblan. Su otro brazo tiene rodeado mi cuerpo y no me deja moverme. Le clavo las uñas y él sigue torturándome con sus dedos. — Dom… —jadeo. Él empieza a moverse y cierro los ojos, moviendo mis caderas también. Siento como el orgasmo se construye dentro de mí y lo dejo ir. Clavo mis uñas en sus brazos y gimo con fuerza, liberándome. Estoy agotada y él aún no ha acabado, aunque espero y creo que no tardará. Sus dedos se ponen en mis mejillas y gira mi rostro para besarme. Su teléfono nos interrumpe y él gruñe en mis labios. — No lo cojas ahora —susurro. — Tengo que hacerlo. Él alarga su brazo y yo aprovecho y me pongo de rodillas en la cama. Dominic puede ser peligroso, pero el sexo con él es bastante bueno. Pone el telé

