Nunca he pensado en la muerte. No pienso en algo que veo muy lejano. Pero ahora no dejo de toparme con ella y ha dejado de ser algo indiferente para mí; ahora tengo miedo. La idea de morir me aterra porque aún me quedan muchas cosas por vivir. Si me voy ahora. Nunca sabré quién es el amor de mi vida. No podré ir a Estados Unidos como tanto deseo y ver la Estatua de la Libertad o pasear por Manhattan. No podré ver a mis padres y tampoco a Brina o Lorenzo. Tampoco podré ver a Dominic, ese chico que quiere matarme pero se queda bajo mi ventana intentando que nadie lo haga. Irónico. Vivir está infravalorado. Somos robots sumidos en nuestra rutina y nos olvidamos de disfrutar de estar vivos, que es lo más importante. Ni siquiera agradecemos que seguimos respirando. Abro los ojos por un pit