Se nota que no podemos dejar de vernos, porque al atardecer del otro día viene a casa y me invita a tomar un helado. Estoy demasiado feliz de estar con él y que me pase a buscar sin previo aviso, es demasiado dulce.
Rodea mis hombros con su brazo y yo paso el mío por su cintura. Mientras caminamos, muchas mujeres miran a Rodrigo con sorpresa. Vaya a saber qué les pasó, quizás las rechazó, Tomás les llenó la cabeza o algo de eso. Por lo menos estoy contenta de que esté así conmigo.
En la plaza central está el festejo de fin de año. Me sorprende que en un pueblo haya tanta celebración, pero a la vez está bueno porque le da vida a la poca urbanización que hay. De lejos divisamos a mi hermano que está con su grupo de amigos charlando y riendo. Cuando nos ve venir arquea las cejas y pone ex
