Al entrar a la habitación mis lágrimas vuelven a caer al verla acostada en la cama, hay muchos cables y tubos conectados a su cuerpo, las máquinas que la mantienen con vida son un eco lejano a todo lo que está pasando en este momento.
Camino hasta ella y siento en el borde de la cama con sumo cuidado, se ve tan serena y hermosa, parece un ángel, aunque despierta es una fiera, río ante mi pensamiento. Tomo su mano con delicadeza y la beso.
- No me dejes por favor – pido sosteniendo su mano – ya no me imagino una vida sin ti a mi lado.
Siento que se abre la puerta del cuarto, me vuelvo a ver de quien se trata y me encuentro con el reflejo de Kendall, pero unos años mayor y de ojos grises, va pulcramente vestida y sus ojos muestran una gran tristeza. Se acerca lentamente has
