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1116 Palabras
Después de lo ocurrido en la universidad Kendall no me dirijo la palabra y yo me siento extraño por eso, cuando llegamos a su apartamento me sorprendo de ver el lugar, es extremadamente pequeño, en el lugar sólo hay un cuarto y un baño, en ese cuarto hay una pequeña cama, observó todo alrededor y no veo indicios de que haya alguna cocina o una salita con alguna barra donde ella pudiera cocinar. Veo que ella se dirige hasta donde hay una caja y dos maletas. -              ¿Me ayudarás? – me pregunta visiblemente enojada. -              ¿Es todo lo que llevarás? – le pregunto -              Es lo único que me pertenece – responde mirando las maletas, sin pensarlo dos veces la tomó del brazo y camino con ella fuera de aquel lugar sin las maletas - pero ¿qué haces?  – pregunta enojada justo cuando comenzamos a bajar las escaleras. -              No quiero que lleves nada de eso, hoy mismo te compraré todo lo que necesites – digo y ella se suelta bruscamente. -              De aquí salgo sólo con mis cosas – dice poniendo una de sus manos en la cintura para luego cruzarse de brazos mientras me mira de forma ruda – no quiero nada de ti. -  respiro profundamente y cedo a lo que ella pide, así que junto a Erick volvemos al apartamento y llevamos sus cosas al auto.     Esta mujer hará que me vuelva viejo más pronto de lo que pensaba o hará que muera de enojo, pienso mientras la observó, pero debo aceptar que hacerla enojar me encanta, se ve hermosa, bajo la mirada hasta su regazo donde descansan sus manos y veo el anillo descansar en su dedo y sonrió. Durante el trayecto no hablamos, pero el silencio no es incómodo, después de quince minutos en el auto llegamos al estacionamiento del edificio donde se encuentra mi apartamento. -              Vamos, Erick se encargará de subir tus cosas – le digo saliendo del auto, pero cuando estoy dando la vuelta para abrirle la puerta ella ya ha salido del auto. – dame paciencia – murmuró para mí mismo. Al entrar al ascensor le indicó el código para que pueda subir hasta el apartamento ya que es el último piso sólo se accede con tu huella o el código y como todavía no he ingresado su huella tendrá que aprenderse el código. -              Que sofisticado – dice divertida y mi enojo se esfuma de inmediato al verla reír.     KENDALL… El timbre de ascensor suena indicándonos que hemos llegado, cuando las puertas se abren ante mi aparece un espectacular apartamento, con enormes ventanales que dejan ver la ciudad y es lo que más me impresiona del lugar, camino por la enorme sala mientras observó cómo está decorado, me gusta los tonos son neutros y combinan a la perfección. -              ¿Te gusta? – me pregunta y yo asiento con la cabeza – ven te daré un recorrido para que te familiares ya que vivirás aquí durante seis meses – me dice tomándome de la mano y llevándome con él. El lugar es magnífico, tiene todo lo que me gusta además de una piscina propia en la terraza, hay un gimnasio, una biblioteca, su despacho, tres habitaciones de invitados, una habitación de televisión en la cual también hay una mesa de billar, la cocina, la sala, el comedor y por último la habitación principal mi lugar favorito, está decorada de manera simple y con mis colores favoritos, blanco y n***o, hay una enorme cama con cabecero blanco, el closet también me encantó además del balcón que hay da una vista increíble. -              Bueno te dejo para que descanses un poco, a las siete debemos irnos ya que mi madre nos estará esperando – me dice sonriendo – recuerda que dormirás conmigo así que está también será tu habitación, debo hacer unas llamadas mientras tu descansas – me dice acercándose a mí, me da un beso en la boca y luego sale dejándome completamente confundida. Debo hacer trabajos de la universidad, pero primero deseo descansar un poco anoche no dormí y estoy hecha polvo por todo lo que ha pasado en los últimos días, así que me quito los zapatos y decido recostarme un momento quedándome dormida al instante. Siento una suave caricia en el rostro, pero pienso que es lo que estoy soñando. -              ¿qué voy hacer contigo? – escucho la voz de Alejandro en un susurro en mis sueños – me vas a volver loco fiera – vuelvo a escuchar y me gustaría que fuera verdad, que el hombre con que voy a casarme sintiera algo por mí pero lo que acabo de escuchar es sólo producto del sueño y que cuando transcurran los seis meses él se olvidará de mí para siempre. -              Kendall, despierta – escucho de nuevo su voz – Kendall -              Cinco minutos más – digo mientras me doy la vuelta para seguir con mi maravilloso sueño. -              Kendall es hora de que te levantes, en menos de media hora mi madre nos espera – vuelvo a escucharlo y decido despertar. -              Pero que pesadito eres – digo levantándome de la cama, al verlo mi respiración se queda en mi garganta. Va vestido de forma relajada, pantalón n***o, una camiseta gris y mocasines negros pero que lo hacen ver jodidamente sexy. -              ¿te gusta lo que ves? – pregunta riendo -              Idiota – digo levantándome y yendo directo al cuarto de baño con la respiración un poco agitada. Me doy una ducha rápida y luego salgo de nuevo a la habitación en busca de mis cosas sin percatarse de que no estoy sola. -              Ya están en el closet – escucho su voz justo tras de mi haciéndome sobresaltar. -              Casi me matas del susto – le digo cuando me vuelvo a verlo - ¿qué haces ahí? -              Esperándote – dice y veo brillar algo en sus ojos mientras me observa de pies a cabeza y es cuando me doy cuenta de que estoy en toalla. -              Mierda – digo y vuelvo a toda prisa al closet mientras lo escucho reír. - ¡eres un idiota!! – le gritó y el estalla en carcajadas. Busco entre mi ropa un vestido apropiado para ver a la madre de Alejandro, me decido por uno n***o con blanco pegado al cuerpo, me aplico un poco de pestañina y labial, me hago una coleta alta y me calzo unas sandalias de tacón, tomó un abrigo y salgo de nuevo a la habitación donde ya me espera Alejandro quien a verme entrecierra los ojos mientras su respiración se hace más pesada. -              ¿Vamos? - pregunto y el asiente. 
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