Marta Pasaba las fotos de su perfil en Tinder y las que mi amiga tenía en su móvil, que le había pasado por w******p y seguía pensando lo mismo. No tenía pruebas pero tampoco dudas de que tenía que tratarse de la misma persona. Pero… ¡No podía ser! No me había dicho que estaba en Isla Paraíso. A decir verdad tampoco tenía por qué decírmelo y que yo supiera no le dije que íbamos para allá, pero… ¿Qué clase de juego era este? ¿Acaso se trataba de otra persona exactamente igual a él? ¿Podía ser posible que dos personas tan idénticas tuvieran que ver con Sara en tan poco tiempo? Era muy raro, porque no era una cosa sola… eran su rostro, su sonrisa, su mirada especial, su porte… ¡Pero no su nombre! Así que decidí seguir indagando sobre el tal Javier a ver si podía darme cuenta de lo que e