Sara Andrés y yo llevamos ya un año de novios. En la empresa ya lo sabe todo el mundo, pero realmente logramos separar los términos y, como nos llevamos tan bien y nos complementamos, hacemos bien las cosas tanto en lo laboral como en lo personal. Mamá continúa sin aceptarlo pero al menos hace algún tiempo que le habla. Y aunque con frecuencia se toma el trabajo de compararlo con Pablo en su propia cara, o de contar lo maravillosa que, según ella claro, era mi vida con mi ex, al menos le habla. Y Andrés finge que no pasa nada… sigue ayudándola a lavar los platos los sábados e incluso le cuenta historias divertidas de obras de arte que todavía recuerda de la Universidad y que sabe que a mi madre le apasionan, con la esperanza de que algún día lo tenga como “su yerno” favorito, algo qu

