Sara Hacía ya mes y medio que éramos novios y cada día que pasaba, sentía que me enamoraba más de Andrés. Cada sábado íbamos a almorzar con mis abuelos y mis padres así que, mal que le pesara a mi madre, iba a tener que aceptarlo en algún momento. Con mis hermanos ya se llevaban súper bien. Incluso a veces, me ignoraba por momentos para ponerse a jugar con ellos a la playstation como si tuvieran quince años… ¡Trío de grandotes! Pero la realidad era que me encantaba verlo tan integrado a mi familia. Ya era uno más. Por esos días, comenzó a quedarse mucho más que antes en mi casa, pues al salir de la oficina nos veíamos poco. ¿El motivo? Que Marta estaba un poco bajoneada porque el chico que había conocido en las Bahamas, el amigo de Javier que tanto le había fascinado, parece que ib

