7 de marzo, 2018
Adiós, hermosa playa. Adiós, hermosa cabaña. Adiós, hermosos días que pasé en este hermoso lugar.
Estoy siendo algo exagerada, pero necesitaba tanto esta especie de vacaciones que me quiero quedar a vivir acá. Kevin toma mi mano mientras mira por la ventanilla y creo que está pensando lo mismo que yo.
Los párpados me pesan y me permito cerrarlos. ¿A quién se le ocurre que un micro hacia Buenos Aires salga a las seis de la mañana? No pegué un ojo en toda la noche y es un horror. Encima me está empezando a doler la zona baja del vientre, avisando que mi enemigo está próximo a visitarme, y voy a estar casi una semana pasándola mal.
—¿Qué estás pensando? —interroga mi acompañante en mi oído. Me encojo de hombros sin abrir los ojos.
—En que ya me está por venir la menst
