4 de marzo, 2018
Una luz insoportable provoca que apriete mis párpados con fuerza mientras me doy vuelta. Una risa masculina capta mi atención, pero sigo sin abrir los ojos. Un cosquilleo en mi espalda desnuda me provoca un estremecimiento placentero y decido estirarme antes de ver a mi acompañante.
—Dormilona —dice en mi oído antes de darme un beso en el hombro.
—¿Qué hora es? —cuestiono con la garganta seca. Esboza una sonrisa traviesa y sé que es bastante temprano.
—No importa la hora, sino el día —replica, dejándome confundida.
Me pasa una de sus camisetas y me la pongo mientras me siento en la cama. Las cortinas están abiertas de par en par y noto que eso fue lo que me despertó. El reloj marca las ocho de la mañana, bueno, tan temprano no es, pero me hubiera gustado seguir durm
