26 de febrero, 2018 Llego a la terminal de micros a las nueve en punto de la mañana. Todavía falta una hora para empezar el viaje, así que aprovecho para tomar un café y comer unas galletitas compradas en un kiosco. Apenas dormí tres horas, así que presiento que en el viaje me voy a relajar y voy a poder descansar al menos una hora. Debo estar hecha un desastre, además de que me estoy derritiendo por el calor que hace. Para viajar cómoda elegí ponerme un short y una musculosa blanca, pero mi maleta está llena de vestidos y apenas un par de pantalones. Sé que en la playa hace más frío que acá cuando anochece, así que también llevo algo de abrigo. Después del pequeño desayuno, me dirijo a la ventanilla a retirar el pasaje reservado previamente. Por ahora todo va saliendo bien, creo que y