Abro poco a poco los ojos recobrando la consciencia que perdí y me lleva a considerar parte de la noche como un sueño si quien está a mi lado es Lía y Valentina, vestidas con ropa cómoda. — Sirenita, por fin despiertas –la rubia toca su pecho en un gesto de alivio y se pone de pie — ¡Alex! –la preocupada castaña me ayuda a sentar- No te esfuerces demasiado, debes descansar un poco más Ignoro las indicaciones de Valentina sentándome sobre la camilla algo confundida, no puede ser posible que imaginara todo lo sucedido en la noche. Miro mi bata azul, palpo mi cabello suelto y despeinado, observo a mis amigas luciendo normal, la luz del sol por la ventana y absolutamente nadie más preocupado por mi salud. Respiro profundo y la decepción se muestra en los gestos de mi rostro, dado que la