Al día siguiente una tonta sonrisa se dibujaba por mis labios al sentir mi cuerpo cansado y adolorido, vislumbrando algunas manchas rojas sobre mi pálida piel como producto de nuestra intensa noche. Una inolvidable, que me llena de suspiros profundos al recordarla.
Muerdo mis labios y abro los ojos al palpar su sitio vacío, y recuerdo que me despertó temprano con muchos besos disculpándose por tener que marcharse para solucionar algunos asuntos importantes de la empresa.
Vuelvo a sonreír dando ligeras pataditas sobre la cama y tapándome el rostro con la almohada, es tanta la felicidad acompañándome que parece un sueño del que no quiero despertar.
Cada tonta idea acusándolo se estaba aclarando, cada culpa él se encargaba de borrarla.
Solo me faltaba ese tema tan espinoso que nos tie
