— Tú solo eras un estúpido cobarde –una sonrisa escapa por mis labios al recordar su sello personal y me acerco a él hincando sobre su pecho- haciendo el asunto personal a tu manera. Creaste tantas mentiras sobre mi vida y ensuciaste la imagen de Sebastián sin ningún remordimiento ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué hacerlo?! — ¡Porque detesto perder Alex! –levanta su voz y me mira directamente a los ojos, con la fiereza jodida de siempre- Porque te quería así, terca, desafiante, insolente y tú solo tenías ojos para Sebastián. — Fui completamente transparente, te dije en miles de oportunidades que jamás me enamoraría de ti, ni en tus sueños me podría fijar en ti… — Lo sé y que tú lo dijeras no era tan importante porque de alguna forma podría hacerte cambiar de opinión –absurdas explicaciones que