-Sebastián- Un suave masaje sobre mis hombros me obliga a dejar de lado mi vaso junto a la conversación con el pequeño grupo de padres. Presto toda mi atención a mi adorada esposa, siguiéndola a donde mi vida entera quiera llevarme sin oponerme porque ha de ser algo importante para ella. Pasamos entre los invitados, esquivando a los niños corriendo por el jardín en busca de un balón de futbol Observo a mis padres conversando con Mérida mientras degustan una rebanada de pastel, la risa de papá ha logrado contagiar a las dos mujeres por su reacción más que por su pésimo chiste. Puedo asegurarlo. Los ojos de Alex me observan comprobando que sigo ahí para ella pese a llevar mi mano unida a la suya, entrelazando nuestros dedos en un juramento para siempre y hasta el fin del mundo. Me sonr
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