-Alexandra- Observo con adoración a la pequeña revoloteando alrededor del jardín. Su sonrisa es una melodía que embelesa mis sentidos centrando mi atención en ella. Posee una piel pálida y mejillas rojizas como el color de su cabello, lo lleva suelto y revuelto por el viento soplando en cada salto. Ella es simplemente hermosa. Tan parecida a su padre en la forma de sus ojos, sus gestos y facciones únicas e indistinguibles. Corre detrás del pequeño cachorro con el cabello suelto y un vestido de encaje blanco, danzando en cada trote dulce, fuerte e intencional sobre los charcos de agua formándose desde la activación de la regadera automática. Gotas mojan su ropa y a su cachorro, convirtiéndolos en unos desastres andantes y sin control hasta percatarse que los observo en silencio. ¡Ambo