Sonia, que se había acercado ella sola para ver la batalla e intervenir con su curación cuando hubiera sido necesario, miro con horro como el grupo de caballeros abandonaba a Daniel a su suerte.
—¡Pero qué están haciendo! ¡se va a morir! —grito Sonia sin que nadie la escuchara estando lejos del campamento, sola, y con la lluvia tapando el ruido.
Ella sintió que debía hacer algo con urgencia, aunque no sabía pelear ni tenía habilidades que le permitieran hacer algo por Daniel, se lanzó en su rescate, pero antes de pudiera acercarse siquiera un poco a él para usar su curación vio como Daniel respondía a la traición.
Era increíble, moviéndose para atacar al grupo de traidores mientras atacaba a las bestias que lo perseguían, pero la alegría le duro poco cuando vio que la lluvia de flechas impactaba en él, un olor punzante le llego al corazón a Sonia, pero se tranquilizó un poco cuando vio que estaba con vida y escapo.
Sonia pudo seguir con la vista donde había huido, así que fue hacia él, el barro lleno su vestido por completo, estaba empapada, pero más que todo estaba furioso, ella creía que todos los caballeros eran víctimas de su padre, pero al ver tal acto entendió que algunos no eran solo eso, también eran cómplices.
—Daniel —dijo Sonia cuando lo alcanzo, este volteo con extrema rapidez apunto de atacar, pero al verla se detuvo—. Soy yo, Sonia, cálmate y déjame curarte.
Daniel la dejo ayudarlo, ella no sabía nada de medicina, así que rompió las flechas que habían atravesado a Daniel, y las saco, la sangre emano a borbotones, pero ella ni se inmuto, las que no habían atravesado, solo las movió con fuerza y las retiro, causando una lesión aún más severa, pero no le importo, puso sus manos en el debilitado Daniel.
—«Dios, dame tu fuerza y permíteme curar a mi amigo» —la luz inundo su ser, se sintió llena de él, y luego transfirió esa luz a Daniel, este se recuperó casi de inmediato, quedando como nuevo, hasta revitalizado.
—De verdad es algo único lo que haces, me siento mejor de lo que jamás he estado, muchas gracias por curarme, pero ahora debo acabar con esos malditos traidores —dijo Daniel primero con una voz suave, cordial, lleno de agradecimiento y luego con una voz fría, cruel, lleno de rabia.
—¿No podrías perdonarlos? —pregunto Sonia con congoja en su voz y aunque la lluvia seguía cayendo Daniel vio lagrimas cayendo por sus mejillas, pero aun viendo esa reacción Daniel no declino su accionar y endureció su corazón.
—No es cuestión de perdón, mientras el grupo siga unido seguirán cazándome, además las bestias siguen ahí, si se retiran sin más esas cosas con colmillos gigantes camparan a sus anchas y atacaran poblados, los dos deben ser acabados, ¿lo entiendes? —Sonia asintió aun llorando por lo que implicaba, ya sabía lo que Daniel le estaba explicando, pero no quería aceptarlo, además ella se había posicionado con Daniel, y en esta situación tenía que seguirlo hasta el final.
Los dos se movieron entre los árboles tratando de no ser detectados ni por las bestias ni por los caballeros traidores, la cantidad de bestias ya era mucho más reducida gracias a lo que había hecho Daniel y a que los caballeros liderados por Cesar habían acabado con otro buen número de ellos.
Aún así seguían siendo bastantes, la hueste de caballeros a pie se dividió y los que estaban a caballo brindaron apoyo y distracción para su retirada, Daniel aprovecho esto para atacar a distancia, otra vez uso aire comprimido giratorio muy fino para cortar lo que se le pusiera enfrente, como flechas imparables atravesaron múltiples caballeros y bestias antes de desaparecer.
El caos se esparció en las fuerzas que estaban huyendo, sumado al ataque incesante de las bestias, Daniel y Sonia vieron como muchos caballeros morían engullidos por esos seres, un grupo de caballería logro divisar a Daniel y procedieron a atacarle yendo a por el a galope.
Las bestias que quedaban atacaron al otro grupo que estaba huyendo, así que Daniel tuvo tiempo de concentrarse en la caballería que venía a por él.
Los caballeros no eran simples espadachines, usaban lanzas cuando estaban a caballo, y algunos eran expertos en disparar flechas mientras cabalgaban, y ese grupo que venía a por él tenía algunos, pero esta vez Daniel estaba preparado, uso el poder de la guarnición para crear escudos de aire, las flechas impactaban en su escudo como si golpearan una pared, cuando estaban a punto de llegar a él se centró en crear los taladros de aire y ataco.
Algunos cayeron por el ataque, pero otros reaccionando a eso, se habían parado en sus caballos y saltaron muy alto esquivando esos taladros de viento comprimido, habían calculado bien porque estaban cayendo directo hacia él.
Daniel tuvo que moverse rápido y atacar con ráfagas de viento cortante, pero estos no eran simples caballeros eran grandes caballeros, tenían más de una marca sagrada, lo que les permitía no solo tener más fuerza y agilidad, sino también hacer sus armaduras más duras, y sus armas más resistentes, así que por ello resistieron las ráfagas simples de Daniel cortándolas mientras caían, y uno haciendo un pequeño cráter en el lugar donde descendieron.
Por suerte Daniel se había movido a tiempo, concentro una ráfaga giratoria muy fina en su mano como si de una espada se tratara, y fue a enfrentarse de tú a tú con esos experimentados caballeros.
Gracias a los entrenamientos, ya sabía la velocidad extrema que podían alcanzar los caballeros, así que no se extrañó que uno de pronto apareciera casi de la nada en su costado, pero anticipando ese movimiento movió su espada invisible y lo partió por la mitad.
El ataque siguió con otro caballero que apareció al otro lado que logro hacerle un corte transversal por todo su pecho cortando incluso el peto de metal que llevaba, por suerte solo le roso la piel, y Daniel le corto la cabeza en respuesta a ese ataque.
El último de los caballeros vino a él con una alta velocidad poniendo su espada pegada al cuerpo volviéndose así una flecha humana que impacto a Daniel, pero este ya había divisado de donde provenía su ataque y logro en el último instante moverse lo suficiente para que no le clavara el corazón, aun así el caballero le corto la mano en ese ataque.
Daniel no espero nada y le hundió la espada invisible, cansando y mal herido se arrodillo, Sonia se había escondido en un árbol mientras la pelea tenía lugar, muy mortificada por lo que estaba viendo, y repitiendo el proceso anterior curo a Daniel.
—Eso fue… —dijo Sonia mirando a Daniel con lagrimas en los ojos, sintiendo mas pena por como el que se había vuelto su amigo se estaba volviendo más frio.
—Lo sé, déjalo así, ¿cuántas veces más puedes hacer esa curación? ¿o no tiene límites? —pregunto Daniel que seguía determinado a acabar con lo que pasaba ahí a como dé lugar.
—Ya no puedo hacer más… —respondió Sonia apenada.
—Espera ¡¿Qué?! ¿Entonces como planeabas ayudar a todo el grupo?
—Cuando me lleno del poder de Dios, puedo curar a una persona o a muchas, aunque tienen que estar cerca de mí, pero solo dos veces por día, podrían juntar a los heridos y al final podría curarlos, o en el calor del momento curar a muchas personas.
—Ya veo, es un poder peculiar, ósea que de ahora en más debo ir con mucho más cuidado. Solo falta el último grupo que trato de huir, deben estar pasando esa colina, los monstruos han sido casi aniquilados, así que termino con ellos y luego no sé qué hare, como ya no te quedan curaciones debes irte, esto lo hare solo —Daniel dijo eso con la frialdad de un robot, algunos de los caballeros que había asesinado los conocía, había comido con ellos, practicado con ellos, el los consideraba amigos, y para no sentir el golpe cerro su corazón, al menos hasta acabar con su cometido.
Agarro la guarnición, dejo a Sonia y se fue hacia los traidores que quedaban en medio de la lluvia, con relámpagos alumbrando el cielo, decidido a hacer lo que hiciera falta, con dolor en su corazón.