Cuando Elia escucho toda la historia de Raneb se quedó muy conmovida por las acciones y desventuras que había pasado, se lanzó a abrazarlo y a tratar de consolarlo con lágrimas en sus ojos.
—Eres una gran persona, y tu corazón es grande, yo te ayudaré en lo que pueda —dijo Elia mientras lo abrazaba y frotaba su espalda.
Raneb no supo cómo responder, estaba muy nervioso, además que sentía mucha vergüenza. El jamás había estado con una mujer que se hubiera acercado tanto, al menos no así, algunas familiares para saludar y luego separarse y obviamente su madre cuando era pequeño, pero jamás abrazado con cariño.
Todo el tiempo que la paso siendo el héroe de Shayra y del desierto rojo no lo paso jamás con mujer alguna, y oportunidad no le faltó, pero no estaba emocionalmente preparado para
