Los entrenamientos de David se dieron de forma diaria, se despertaba temprano ya acostumbrado ese horario, salía a correr por la zona segura con mucha soltura, ya se había memorizado todo el lugar, entre ellas también se fue memorizando poco a poco las trampas que había, se sorprendió de que hubiera tantas.
David ya no corría hasta quedar extenuado, se daba descansos cortos para ir midiendo su nivel de cansancio, pero no siempre lo hacía del todo bien ya que no estaba acostumbrado a pensar si está cansado. Al final logro correr y ejercitarse de buena manera.
Después de lo que Aldren llamaba calentamiento, David practicaba con la espada, el arco y su daga medio día, a cada una de sus armas le daba unas horas de practica exclusiva.
Media el tiempo con algo que Aldren tenia, era un extraño aparato que el jamás había visto, usaba agua y recipientes de madera que tenían diferentes tamaños cada uno, con marcas dentro de ellas que indicaban horas, había un recipiente grande de agua pegado afuera de la cabaña, era más ancho que alto, tenía una parte baja de metal que era como un embudo.
El aparato funcionaba con el agua cayendo del recipiente en lo alto con el embudo con tope hacia el envase de abajo que se llenaba y luego con un saliente este iba al envase que estaba debajo, para activarlo David solo debía tomar agua y ponerlo en el recipiente de arriba que el alcanzaba con algo de dificultad, acto seguido movía una palanca con tope y el agua salía a cuenta gotas.
Había escuchado a Aldren quejarse entre dientes de ese aparato diciendo que hubiera deseado tener un reloj con medición más exacta como los de su aldea, para luego mostrar en su cara una mueca y escupir en el suelo, alejándose del lugar.
Habiendo entrenado con sus armas David regresaba a la cabaña y cocinaba, con el pasar de los días había mejorado, pero no tanto como para hacer delicias, le había pedido a Aldren hacer pruebas y usar hojas de diferentes tipos, desde luego Aldren no iría a recogerlas él.
—Si deseas eso pues ve tu a por ello, aquí en este otro libro están las plantas venenosas de los alrededores, si no los tienes en cuenta y traes una así no diré nada, dejare que te envenenes solo —decía Aldren extendiéndole otro de los libros que él mismo había llenado.
David busco diferentes plantas para combinar con sus comidas, con no muy buenos resultados al inicio, además no conocía las especias y hiervas que se usaban en el futuro, más allá de acompañar en las compras del supermercado en pocas ocasiones con su padre adoptivo, iban poco ya que la que iba a comprar de forma regular era la sirvienta del hogar.
Pero eventualmente encontró dos que, si sirvieron para algunos platillos, mejorando lo que hacían, aun con esas Aldren no le dijo mucho, solo movió la cabeza y comió lo que había.
Habiendo cocinado y comido, salía otra vez a practicar esta vez con el cristal, le tomo unos días, pero al final pudo controlar que saliera la llama a voluntad, muy contento fue a decirle a Aldren que había completado el entrenamiento.
—Señor Aldren, mire —decía David con una gran sonrisa en su rostro extendiendo su mano mostrando el cristal en esta sin que saliera la llama, para luego hacer que esta saliera y volviera a apagarse varias veces—, por fin he logrado completar el entrenamiento.
—¿Completar el entrenamiento?, este solo ha iniciado, recién estas en la etapa de inicio, no sabes nada de tu poder, ahora debes repetir el proceso, pero con algo que te daré, espérame aquí afuera, no entres —Aldren como si viera a un niño ingenuo que no tenía idea de nada, fue a por algo y volvió, era otro cristal, pero este más grande, el primero era un cristal pequeño que podía estar en la palma de su mano, pero el que le estaba dando ahora llenaba su palma al completo.
Cuando se lo dio sintió una corriente de energía de él saliendo hacia el cristal, David trato de contenerlo, pero fue inútil, las llamas salieron con fuerza haciendo que Aldren retrocediera y las ropas de David empezaran a quemarse este soltó el cristal de golpe dejándolo caer, por suerte para el la nieva amortiguo la caída haciendo que el cristal aun siguiera bien.
—¡Maldito mocoso no tires el puto cristal de mana, es tremendamente valioso, si lo rompes yo te romperé a ti! —grito Aldren a David a todo pulmón molesto por lo que había pasado, mientras se agachaba a recoger el cristal. Extrañamente David también se llenó de ira.
—¡Pues sabiendo lo que iba a pasar debiste preverlo, yo no sé nada de estas cosas si no lo soltaba iba a quemarte y además quemar la ropa! —David alzando la voz increpándole a Aldren fue una sorpresa tanto para el primero como para el segundo.
Aldren apretó sus puños, levantándose mientras agarraba el cristal, miro directo a David y solo aspiro fuerte.
—No sabía que iba a pasar esto, al menos no de esta magnitud, el solo hecho de que expulses energía al tocar esos cristales es muy extraño. Pondré este cristal más lejos, además debes tocarlo poco al inicio con dedos o uno solo, ve midiendo —respondió Aldren alejándose de allí.
Los dos se sorprendieron mucho por como reaccionaron, pero nadie comento nada de aquello después. Al día siguiente bastante alejado de la cabaña y de los árboles estaba un pilar de barro con el cristal puesto en el, estaba lo bastante alto como para que David lo tocara y pudiera medirse.
Cuando se acercó a tocarlo fue con decisión, esta vez trato de ser lo más frio y pensante posible para que pudiera controlar lo que salía de ese cristal, pero algo extraño paso al tocarlo con sus dedos, en vez de salir llamas salió una ráfaga helada que no le afecto demasiado a él, pero su ropa empezó a congelarse.
—«¿Pero qué mierda acaba de pasar? ¿Por qué salió algo frio? ¿será otro cristal?» —las preguntas se acumularon en la mente de David sin poder responder ninguna, espero a que Aldren regresara de cazar para poder mencionarle lo que había sucedido, pero este no volvía lo que extraño a David.
Paso un día y la tranquilidad que él sentía se fue desmoronando poco a poco, una tormenta cayo de golpe sin previo aviso, caía granizo con mucha fuerza y los vientos que llegaban casi querían levantar a David, este no sentía tanto frio y estaba dentro de todo bien, pero se preocupó por Aldren.
La tormenta no se detuvo al día siguiente así que se quedó en la cabaña leyendo, estuvo así casi todo el día, hizo ejercicio dentro en la sala, sentadillas, planchas, trotando en el mismo lugar, pero todo eso solo lo entretuvo un rato, la verdad no sabía qué hacer, así que se decidió a dormir.
Cuando se despertó David tuvo un problema de desfase, no sabía si se había quedado dormido hasta el día siguiente o seguía siendo tarde, además la tormenta no ayudaba en nada a determinar esto, así que estuvo algunas horas esperando a ver si llegaba la noche, y efectivamente llego, pero como él había dormido se quedó despierto hasta muy entrada la madrugada.
Dio vueltas por la cabaña hasta que se arto, salió aun con la ventisca un rato, fue golpeado por el granizo bastante mientras caminaba, pero deseaba ver si podía llegar hasta el cristal, cosa que no pudo ya que los vientos y el granizo lo movían constante mente además que no podía ver donde diablos estaba, desistió unos metros después de salir de la cabaña, volviendo al instante.
Pudo dormir al fin luego de volver, y al despertar la tormenta había pasado, él pensó que Aldren volverían de inmediato, pero esto no paso. David trato de no variar su rutina haciendo lo mismo que hacia todos los días.
Inicio con su entrenamiento matutino cardiovascular corriendo además de otros ejercicios, practicando con las armas, cocinando, y luego con el cristal que estaba en su pilar, que esta vez sí salió llamas, solo uso un dedo y aun así salió una buena cantidad de estas, el disminuyendo la cantidad de esta con su concentración.
En la noche al no llegar Aldren David se decidió, si el no volvía en la mañana saldría a buscarlo, se pasó buena parte de la noche dándole vueltas a esa idea, estuvo despierto hasta altas horas de la madrugada hasta que se durmió aun preocupado por Aldren, y al salir el sol como no volvía David tomo algunas provisiones, así como también sus armas de madera, y salió de la zona segura con su corazón latiéndole con mucha fuerza.