Convirtiéndose en un héroe Parte 2

1938 Palabras
Así pasaron varios días, Daniel iba y venía del palacio a la santa sede y viceversa, en el palacio Daniel estaba aprendiendo a montar a caballo—. Con mucha dificultad y obligado —las costumbres y formas de la nobleza de Tersan, gramática, retórica y astronomía, intentaron enseñarle, lógica, aritmética, música, y artes, pero como sabia más que los profesores desistieron. Y en la santa sede su entrenamiento había pasado al siguiente nivel, ya podía mover palillos entre muchos palillos unos tras de otros a gran velocidad, lo siguiente era regular la fuerza de su poder mientras lo utilizaba para hacer varias acciones en un instante, Cesar había puesto palillos y hombres de paja, Daniel debía derribar unos seguido de cortar otros en secuencias pre definidas, todo en fracciones de segundo. Daniel o usaba mucho poder en los palillos o usaba poco en los hombres de paja, aun intentándolo mucho esos días no pudo superar ese nivel, cosa que le frustro de gran manera ya que ponía todo de si en ese entrenamiento. En los almuerzos en el comedor Daniel fue indagando sobre la edad de los caballeros, pero de forma un poco más discreta, primero busco un punto de referencia—. O sea un caballero con edad avanzada —y luego preguntaba si habían entrenado juntos, si eran colegas, desde cuando se conocen, y muchas cosas más. Desde ese punto iba sacando más o menos sus edades aproximadas, y lo que había descubierto era preocupante, porque lo que Sonia había dicho era cierto, al inicio no es tan extraño ver a alguien que se ve un poco mayor de lo que debería, pero la transformación de algunos era escandalosa, personas que rondaban los cuarenta años, a pesar de verse en forma, tenían problemas al moverse, además tenían el cabello lleno por completo de canas, arrugas marcadas en el rostro, manos, y era probable que en todo el cuerpo. —«Tienen que ser las susodichas marchas sagradas, no hay otra explicación, pero no entiendo como nadie aparte de Sonia sospecha de algo tan evidente, aunque pensándolo bien yo tampoco le creí a la primera, puede ser que los prejuicios de la gente nublen lo que ven, pero debería haber algunos que se hayan dado cuenta, entonces ¿habrá algo que me esté perdiendo?» —pensó Daniel dándole vueltas a la información en su cabeza sin concluir realmente en nada. Daniel también investigo la situación en la ciudad de Miraci, lo hizo en los tramos de ida y vuelta del palacio a la santa sede, ya que pudo escabullirse de Janice cuando memorizo el camino que recorría, y se las ingenió para escaparse de los caballeros de la iglesia con distracciones. Yendo por caminos no tan transitados, Daniel pudo percatarse de la poca comida que tenía el pueblo, los impuestos del rey y el diezmo de la iglesia carcomían lo poco que tenían los ciudadanos, muchos trataban de esconder sus cosas, pero Daniel había visto a recaudadores de impuestos romper la puerta de una casa y entrar con guardias para sacar todo lo que había con el fin de encontrar el dinero. También había conversado con algunas personas a cambio de algo de comida que había sacado de palacio, y así se enteró de la creencia extendida que dar tu diezmo a la iglesia garantizaba la salvación de tu alma una vez muerto. Con el mismo metodo aprendió un poco de la tensión existente entre Tersan y Trunkmal por la guerra que habían tenido unos años atrás, de cómo bestias como las que vio en el bosque en el que la máquina del tiempo había aparecido azolaban esas tierras, impidiendo un comercio fluido, de los milagros que el gran sacerdote Samuel había hecho en la guerra, y como la iglesia transportaba sus provisiones a la santa sede con teletransportación, pero que esto era en eventos muy particulares. Pregunto por Sonia y porque la llamaron santa, al parecer ella había curado gente antes cuando era niña sorprendiendo a todo el mundo, el gran sacerdote Samuel preocupado porque pueda ser un objetivo de secuestradores, espías, y asesinos de Trunkmal la mantuvo en la catedral de la santa sede, pocas veces salía, pero cuando lo hacía curaba a muchas personas, todo el pueblo la adoraba. Otra cosa de la que se dio cuenta fueron los cristales estaban puestos alrededor de la ciudad en ciertos sitios difíciles de alcanzar, no sabía del todo si eran decorativos o hacían algo, ya que recordaba lo que había pasado con el caballero Cesar, y su teletransportación. Se suponía que el rey proveía de protección, y la iglesia ayudaba a los pobres con comida y caridad, pero la seguridad era pésima, y aunque la iglesia daba comida era insuficiente, aun así, eso no explicaba como la mayoría de las personas estaban aletargadas, y sin expresiones en el rostro, pero ya podía entender el malestar general que existía. Asu vez Daniel se hizo muy amigo de Kandar Ferrson y del príncipe Leonard, esto se dio ya que en las mañanas antes de irse Daniel jugaba un poco con Leonard, también a veces tomaban clases juntos, como también Daniel enseñaba a Leonard, y después de las clases normalmente tenía la noche para él. Daniel se quedaba en su habitación sin hacer nada más, y en esas noches la princesa Dalila le envió regalos, al igual que su padre el rey Marcus, pero a Daniel no le gustaban las joyas, no le interesaban las prendas de esa época, y no solía usar perfumes, así que jamás uso esos regalos. Una noche aburrido en su habitación alguien toco la puerta, al abrirlo Daniel vio al flaco alto Kandar Ferrson, que hablo con el sobre muchos temas, cotilleos de la corte que a Daniel no le importaba, hablaban de poesía, de cómo había sido su vida hasta ese momento, y aunque a Daniel no le interesaba tanto algunos temas que decía Kandar, la compañía fue grata y amena, Kandar era divertido, hacia bromas, se hacia el payaso, y sabia cantar, todo esto los hizo cercanos, aunque Daniel no terminaba de sentirse cómodo con él. Cuando Daniel por fin domino el entrenamiento de la variación de poder y tomar acciones en fracción de segundo al mismo tiempo, finalmente entreno con personas reales, al inicio fue sencillo, pero mientras más personas le ponían para practicar más difícil se volvía. No solo pusieron caballeros con espada, posicionaron arqueros y lanceros en varios puntos estratégicos, a Daniel se le dificulto empezar a moverse al principio, ya que debía tratar de estar en movimiento para no ser un blanco fácil, y al mismo tiempo debía usar los poderes de la guarnición para atacar. Daniel se sorprendió de la velocidad y poder de los caballeros del luzismo, hasta varios de ellos con armadura pesada y todo saltaban tan alto que parecía que estaban volando por los aires, se movían tan rápido que parecía que en vez de peso tenían motores en los pies, y sobre todo la fuerza con la que atacaban era tremenda. Ese entrenamiento duro bastantes días, una incansable tanda de simulaciones de confrontaciones, con tantas situaciones que Daniel no creía que fueran a pasar, y además parecía no tener fin, hasta que un día un alboroto surgió en los campos de entrenamiento, una noticia. —¿Qué ha pasado? —pregunto Daniel a Cesar extrañado por la conmoción. —Al parecer el brote de bestias salvajes está cada vez peor, y un grupo de ellos se ha juntado para hacer una ola de bestias, ya casi no tenemos efectivos que puedan lidiar con tantos a la vez y al mismo tiempo estar atentos por si Trunkmal ataca, y ellos se darán cuenta si no hay defensas por mucho tiempo —respondió Cesar algo preocupado por la situación. Viniendo con su sequito apareció el gran sacerdote Samuel, llevando su cayado con un enorme cristal, caminaba apurado y con una expresión de preocupación en el rostro. —Joven Daniel, te he estado buscando, ha surgido algo terrible, una horda de bestias salvajes se ha visto yendo a las aldeas del sureste, si logran llegar miles de personas serán masacradas por esas bestias, sé que es mucho pedir y es algo repentino, pero eres nuestra única esperanza, ¿podrías salir hoy mismo a subyugar el brote de bestias salvajes? Solo podría darte un grupo reducido de caballeros para que te acompañen, pero tengo fe que podrías con ellos —dijo Samuel mientras tomaba la mano de Daniel viéndolo a los ojos y llenado los suyos de lágrimas casi llorando. Daniel se quedó petrificado, el entrenamiento era una cosa, pero pelear de verdad y matar bestias era otra cosa, le sudaban las manos, le temblaban las piernas, quería decir que no—. «maldita sea voy a decir que no» —pero al ver la expresión de esperanza en todos los presentes hizo que su corazón se llenara de valor. —Acepto la misión señor Samuel, no puedo prometerle nada, pero hare mi mayor esfuerzo —diciendo esto los que estaban en el campo de entrenamiento comenzaron a vitorear a Daniel, gritando su nombre a todo pulmón, pero esto solo lo hizo sentir más presionado. Luego de la conmoción, Daniel fue guiado por los caballeros, sacerdotes, y personal de la iglesia a los almacenes para ir preparándose para el viaje con Cesar como uno de sus compañeros de viaje, Samuel iba con ellos verificando que todo fuera como debía, Daniel hablo con Samuel directamente—. Alguien tiene que avisar a palacio sobre esto, también me gustaría saber ¿quién estará al mando de la misión? —Sobre avisar a palacio enviaremos a alguien… cof… cof… no te preocupes, y sobre el mando de la misión, creemos que tú debes estar al mando —respondió Samuel hablando con algo de lentitud mientras tocia, con su voz ronca que se notaba cansada. —No tengo experiencia dirigiendo hombres armados, y tampoco en subyugación de bestias, creo que lo más apropiado es que alguien que sepa más de esto esté a cargo —dijo Daniel tratando de quitarse al menos esa responsabilidad de en medio. —Si ese es su deseo entonces el supremo caballero Cesar Lumbrent es la mejor opción para liderar este grupo —dijo Samuel tapándose la cara con un pañuelo y tosiendo profusamente. —Entonces está decidido, ¿se encuentra bien? —Daniel se acercó a Samuel para verificar su estado, pero este solo levanto su mano aludiendo a que todo estaba bien. Aunque el gran sacerdote Samuel había dicho que solo podría darle un grupo reducido de caballeros, de todas formas eran cientos de ellos, Daniel calculaba que unos 230 o 250, además iban con feligreses de la santa sede que se encargarían de hacer la comida, llevar las provisiones, lavar la ropa, cuidar los caballos, ayudar a hacer las tiendas, y otras cosas más que Daniel no tenía ni idea. Con estas personas de más creía que estaban cerca de los 400, y todos ellos dependían de él, al pensar esto se puso aún más nervioso de lo que estaba, tuvo el impulso de huir, escaparse de la responsabilidad, pero respiro hondo y exhalo por la boca, lo repitió varias veces, y a pesar de que no se calmó por completo se sintió mejor. —«Por los mil demonios lo voy a hacer, me volveré un héroe, salvare a esas personas y luego de ello pediré como recompensa ir a la máquina del tiempo, esto también es una oportunidad para mi» —pensó Daniel tratando de encontrar sentido a lo que estaba haciendo.
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