Convirtiéndose en un héroe Parte 1

1659 Palabras
Al día siguiente los sirvientes despertaron a Daniel de golpe al forzar la puerta tratando de entrar, el hizo casi lo mismo que el día anterior, tomar las cosas que habían traído y pedirles que se fueran, ellos lo hicieron, pero aun extrañados por el comportamiento de Daniel. Luego de asearse y usar el baño, Daniel se dirigió al comedor dispuesto a aclarar lo que paso anoche en su antigua habitación con el ceño fruncido y una mirada decidida, estaba realmente molesto por lo que había encontrado. —Buenos días con todos, antes de nada, me gustaría decir algo, hace dos noches una mujer irrumpió en la habitación que me habían otorgado y se desnudó en ese lugar, lo tome como un pequeño desliz por la fiesta y lo deje pasar, pero ayer en la noche un hombre apareció en la nueva habitación en la que estaba ¿qué tipo de seguridad tienen en este palacio? Creo que sería mejor irme a la santa sede, este tipo de incidentes no pasaba ahí —Daniel hablaba con seriedad, el corazón le latía con fuerza, y respiraba profusamente. Nunca le habían gustado las confrontaciones, pero siempre hay un límite. —Lamento escuchar eso, hare que los guardias y los sirvientes investiguen que está pasando, te aseguro que tendremos más cuidado, eso no volverá a pasar —dijo el rey con calma mientras comía su desayuno, solo volteo a ver a Daniel un rato antes de seguir a lo suyo. —Eso espero —la atmosfera se volvió tensa después de lo que Daniel había dicho, pero el príncipe Leonard rompió el silencio. —Daniel, de ahora en más ¿puedo llamarte hermano mayor? —esto dibujo una sonrisa en la cara de Daniel, él siempre había querido tener un hermano, pero nunca se pudo, por ende, al ver a ese niño—. que Daniel había olvidado que era el príncipe de una nación —que lo miraba con una cara ilusionada no pudo negarse. —Claro que puedes hacerlo Leonard, dilo con libertad —Leonard soltó un grito de celebración, pero su madre lo calmo e insto a que siguiera comiendo. El día siguió como el anterior, Janice de guía, ya que a pesar de que intento ir solo ella se metió y lo siguió a la fuerza diciendo que era su guía oficial, los dos caminaron sin decirse nada por un largo tramo. Hasta que Daniel vio un gato en su camino, no pudo contenerse, y fue directo a tratar de agarrarlo, sabia varios trucos para que un gato se acercara, pero el más fácil y efectivo era la comida, además debía tomar su distancia y acercarse con lentitud. Como no tenía comida solo hizo movimientos para llamar la atención del gato, por suerte encontró una espiga de trigo y con ella capto la atención del gato de inmediato, hizo que jugara con la espiga un rato hasta que se acordó que debía seguir su camino, dándole un último movimiento hábil a la espiga para posicionar al gato en un lugar donde pudiera acariciarlo. Le permitió tocarlo sin problemas y despedirse de él. Janice se había quedado mirando a Daniel sin entender porque había jugado con un gato callejero así de la nada, pero si hubiera conocido a Daniel sabría que adoraba a los gatos y que siempre que se encontraba con uno le daba comida, o lo hacía jugar, o los dos. En la santa sede paso lo mismo, no dejaron entrar a Janice y guiaron a Daniel a su zona de entrenamiento, pero esta vez Daniel estaba más preparado, sabia el coste de usar el poder de la guarnición y cuando debía parar, además antes estaba usando demasiado poder en cada uno de sus usos. Regulando eso hacia un uso más eficiente de la guarnición sin gastar tanto su energía. Cuando pudo mover los palillos sin romperlos de forma consecutiva pasaron al siguiente ejercicio, mover palillos que estaban entre más palillos, Cesar quería ver si era un ataque lineal o podía saltarse a los enemigos. Esto no le tomo tanto a Daniel lo que lo alegro bastante, pero al hacerlo una vez Cesar pregunto si podía hacerlo múltiples veces y rápido, esto rompió la alegría recién obtenida de Daniel ya que al parecer solo podía hacer uno a la vez y tenía que concentrarse mucho para hacer algo tan preciso una vez, pero siguió intentando. Luego de un tiempo pudo hacerlo más rápido y mejor, pero aún estaba lejos de satisfacer a Cesar. Daniel paro más o menos en la misma hora que el día anterior, pero esta vez gracias a su mejoría no estaba tan cansado. En el comedor de los caballeros esta vez la atmosfera no era tan cargada, Daniel siempre fue más del tipo introvertido, no iniciaba conversaciones, pero si alguien le hablaba el respondía, y si estaba cómodo hablaba bastante, por eso cuando uno de los aprendices se acercó a hablar con Daniel este respondió de forma casual. Otros aprendices se les unieron y crearon un ambiente cómodo donde Daniel hablo de él, de curiosidades del palacio, de la actitud de los nobles en la fiesta, y de los entrenamientos, los chicos estaban encantados, no así algunos caballeros que lo miraban con recelo. Ese segundo día Daniel ya se había aprendido el camino de regreso a palacio al completo, pero la protección que la iglesia le había puesto era difícil de quitar, así que solo les siguió la corriente y se dirigieron al palacio real sin más discusiones. Aunque al pasar por el lugar donde el gato de la mañana estaba, este apareció otra vez y como ya lo conocía esta vez jugaron con más soltura, la mirada incrédula todos los caballeros de la iglesia que habían ido a cuidarlo, era para enmarcarlo, exponerlo en una sala de arte, y hablar de como gente estoica pierde la compostura, todos excepto Gram. Al llegar al palacio la princesa Dalila otra vez lo abordo. —Hola Daniel, ¿Cómo te fue hoy?, al parecer bien, ya que esta vez no parece que fueras a morir con cada paso que das —la princesa se expresó con un tono sarcástico y divertido. —Si, me fue mejor que ayer, y ustedes ¿qué hacen aquí todo el día? ¿también toman clases? —Daniel hablaba con genuino interés, no tenía ni idea de lo que pasaba en ese palacio y quería saber. —Tomamos clases si, también tomamos el té, paseamos, las mujeres bordamos, tocamos algún instrumento, conversamos, y también iríamos de caza si no fuera porque esta temporada las bestias salvajes han ido en aumento haciendo peligroso nuestra salida, sin contar las fiestas —dijo Dalila algo ofuscada por las preguntas sin tacto de Daniel. —¡Wow!, hacen muchísimo, no me lo esperaba —lo que Daniel decía dejo en el aire los sentimientos de Dalila. —Tenía curiosidad sobre algo que hiciste el otro día, ¿qué significa esto? —pregunto Dalila mientras cerraba en puño y levantaba el pulgar. —aaaahhh eso, es una señal de asentimiento, de que está bien lo que vez, hacen, dicen o muestra, o aceptas algo que está pasando, no pensé que no lo entendieran ya que es algo usado de dónde vengo con naturalidad —dijo Daniel haciendo ese gesto con las manos. —Es… interesante —dijo Dalila también haciendo el gesto con las manos, pero extrañándole un poco el significado. —Me tendrás que disculpar, pero dentro de poco tengo clases y me gustaría asearme antes de eso, con su permiso me retiro —Dalila hizo el gesto con el pulgar arriba y Daniel estallo en carcajadas—. Buena esa princesa, hasta luego. Las clases de ese día dejaron a los maestros atónitos por lo que Daniel sabia, Rudolf trato de enseñarle aritmética básica a Daniel, pero este término instruyéndolo a él y mostrándole el algebra, mientras que Clarice intento enseñarle sobre música y sobre el arte, pero Daniel sabía mucho sobre ese tema gracias a su madre que era profesora de bellas artes. Así que debatieron largo y tendido sobre el tema, sobre la subjetividad del arte, las obras más sobresalientes hasta esa fecha y como evolucionaria el arte. Al final los profesores decidieron enfocarse en otros cursos ya que según ellos Daniel estaba más que capacitado en esos cursos. Habiendo terminado las clases Daniel fue algo cansado hacia sus aposentos, al acercarse a su habitación abrió la puerta con lentitud, pero esta vez no había nadie desnudo en su cama, el día le había resultado mejor de lo que esperaba, pero el vacío en su pecho golpeo cuando estuvo solo en esa habitación. Si, había progresado ese día, si, usaba la espada legendaria y con ella tenía poderes, pero no sentía que estuviera avanzando en lo que respecta a volver a su tiempo o salvar a sus amigos, que por cierto no sabía si estaban vivos, muertos, desaparecidos o que, además él les había fallado, no pudo cuidar la nave, por ende cuando ellos volvieran no encontrarían nada. —«¿Pensaran que me fui con la nave? ¿se habrán dado cuenta que estamos en el pasado?» —muchas interrogantes inundaron la mente de Daniel, la preocupación volvía a su cuerpo, no dejo que se fuera, debía recordar, era algo que tenía que estar presente. Él no pertenecía a ese tiempo, lo que estaba haciendo podría ser peligroso, no solo porque estaba jugando un juego del que no sabía todas las reglas, si no que el tiempo mismo podría o habría sido trastocado por él, pero primero lo primero, debía hacer las cosas que podía hacer. —«Voy a investigar a fondo lo que está pasando en esta ciudad, y lo que pasa con los caballeros de la iglesia, no sé si me ayudara, pero de seguro no me estorbara» —pensando en cómo lo haría Daniel se quedó dormido.
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