Treinta y ocho

1574 Palabras

Al llegar al primer piso, todo estaba peor de lo que imaginé. La música me retumbaba con fuerza en los oídos ¿¡De dónde habían sacado unas bocinas que medían casi dos metros?! Había gente bailando en todos lados. No recordaba que hubiera en la mitad de la sala una fuente de sodas, ni tampoco ese improvisado escenario cerca de la cocina, donde estaban tocando los de la banda. ¿Cuándo pusieron las luces en el techo? Aquellas luces de colores que parpadeaban, era la única iluminación que alumbraba el lugar. Podía ver manos en el aire, cuerpos moviéndose al ritmo de la música. Y ni hablar de los preciosos cuadros de pintura que colgaban de las paredes, todos hechos un asco. Seguramente habían vomitado en ellos o habían lanzado comida. Hice una mueca de desagrado, miré el piso del come

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