Emanuel. —¿Qué somos? —le pregunto acariciando su espalda. Me mira sorprendida y encoge un hombro sin saber qué decir. —¿Qué querés que seamos? —inquiere levantando su rostro de mi pecho para mirar mis ojos. Acaricio su mejilla y hago una mueca pensativa. —¿A vos qué te gustaría ser? —interrogo. Se ríe y niega con la cabeza. —¿Vamos a estarnos preguntando todo el día? —Asiento y vuelve a carcajear—. No sé, quiero ser alguien con quien te sientas cómodo y puedas ser vos mismo. —Entonces simplemente sos mi Merlina —es lo único que logro decir. Me mira con sus labios apretados, conteniendo una sonrisa. —¿Tu Merlina? —pregunta. Hago un sonido afirmativo y se arrastra hasta posicionarse sobre mí—. Entonces vos sos mi Emanuel. —Por supuesto —contesto sin dejar de observar sus ojos. La a