Merlina. Con un rápido movimiento, me pongo el vestido mientras él se sube el pantalón. —Ayudame a trepar por la pared —susurra. Abro los ojos de par en par. —¿Qué? ¡No! Te podés lastimar... ayudame a cerrar mi vestido. Suspira y, en cuanto termina de subir el cierre, la cortina del vestidor se abre de par en par y Ariel nos mira con los ojos entrecerrados. —Voy a hacer de cuenta que no vi nada —murmura mirándonos con atención. —No estábamos haciendo nada, la ayudé a subir el cierre de su vestido —responde Emanuel con tono convincente. El modista lo mira de arriba abajo y arquea las cejas. —¿Y ella te ayudó a bajarte el cierre de tu pantalón? —inquiere con tono sarcástico—. Chicos, no nací ayer... igual, no se preocupen, he visto cosas peores en mis probadores. No voy a decirle