Irina se removió entre las sábanas, sintió la agradable sensación de despertar en completa comodidad y deseó permanecer más en aquella posición. Pero el sol, que ya iluminaba toda la habitación, le obligó a abrir los ojos. Se sobresaltó un poco al ver al hombre que dormía pacíficamente frente a ella. Irina sonrió levemente y levantó su mano para acariciar su mejilla, él era muy hermoso, sus pestañas eran crespas y sus cejas muy pobladas, su barba carrasposa le encantaba mucho al igual que sus labios gruesos y rosados, que la incitaban a morderlos. Era increíble lo bien que se sentía en ese momento, era una experiencia que no la vivía desde hace mucho, sentir la calidez y la seguridad de un hombre. No entendía aún el por qué él le transmitía seguridad, se conocían de hace poco y llevaba