—No lo sabemos —respondió Andrew, su mirada escrutadora no se apartaba de su cuñado, el alivio en su mirada sólo confirmó sus sospechas —Será mejor que discutamos esto cuando estemos en casa, aquí no es apropiado. —Andrew tiene razón, ya tendremos tiempo de analizar la situación. Ahora lo más importante es sacar a mi hija de este lugar. Damián no dijo nada sólo le dedicó una extraña mirada a su padre y se dio la vuelta para volver donde su madre. —¿Cómo estás? —le preguntó abrazándola —Más aliviada, ahora tengo a mis dos hijos tan cerca. Sentí que desfallecería cuando recibí la noticia, si a alguno de ustedes les pasa algo no sé qué sería de mi —su voz tembló al mencionar lo último, al pasar de los años ella adoptó su carácter duro para no volver a dejarse pisotear como lo hicieron