Despertar al lado de la persona que se quiere y sin tener ninguna preocupación era una de las mejores sensaciones que Damián experimentaba, ver la melena rojiza sobre la almohada y a ella profundamente dormida era una de las mejores vistas. Se quedó contemplándola por unos minutos antes de despertarla con besos en su boca, acarició sus piernas mientras la veía removerse y abrir sus ojos. —Buenos días —le dijo sonriéndole adormilada Él le dedicó una mirada llena de picardía, le quitó las sábanas de encima y la tomó entre sus brazos, se levantó de la cama y caminó al baño. —¿Qué haces, Damián? —preguntó entre risas —Vamos a darnos un baño —contestó con simpleza, la puso en el piso para ayudarla a desvestirse —Déjame lavarme la boca primero —Para qué si ya te la vas a ensuciar má