Sin ánimos de asistir a la dichosa cena, de mala gana se vistió con el traje que había comprado, se acomodó su cabello y se aplicó su perfume. Se veía atractivo enfundado en aquel traje, sus musculosos brazos se podían apreciar aún con el saco puesto, al igual que su trasero y sus piernas hacían que los pantalones se le vieran muy bien. Se sentó en la cama y sacó su móvil para entretenerse mientras Irina terminaba de arreglarse, se había metido al baño desde hacía una hora y aún no salía, le desesperaba esperar y le parecía un tanto exagerado demorar tanto. Su celular comenzó a vibrar anunciando una llamada entrante, era de su hermana, se levantó de la cama y se dirigió al balcón para contestarle. —Ciao principessa —la saludó —¿Cómo está mi hermano favorito? —preguntó con una voz