—Espero no tardar mucho en hacer progresos —dijo la pequeña Dorrit. —Eso espero —contestó su padre—. Yo… ejem… lo espero firmemente. Te he mandado llamar para decirte… ejem… con toda mi autoridad, en presencia de la señora General, a la que tanta gratitud debemos por su compañía en ésta… ejem… y otras ocasiones —(la señora General cerró los ojos)—. Que… ejem… no estoy contento contigo. Haces que la tarea de la señora General le resulte ingrata. Me… ejem… pones en evidencia. Tal como he informado a la señora General, siempre has sido mi hija favorita; siempre te he tenido… ejem… por amiga y compañera; a cambio… te ruego… ejem… que intentes adaptarte mejor a las circunstancias y cumplas debidamente con lo que corresponde a tu… tu situación. El señor Dorrit titubeaba más de lo normal, preoc