Alexandre observó a sus padres con malestar y aburrimiento, estaba cansado de oír esa pregunta todo el tiempo.
—Otra vez con eso —dijo con fastidio —Saben lo que opino acerca de eso, no pienso entregarle mi corazón a una mujer, lo hice una vez y lo destruyó por completo.
—Se que te dañaron en tu juventud hijo, se muy bien el daño que te causó esa muchacha. Pero tienes que dejar el pasado atrás y seguir con tu vida, no dañes tu presente con lo que pasó en el pasado —le dijo su madre
—Yo no puedo casarme, no quiero dañar la vida de la mujer que se case conmigo, estaría condenada a una vida llena de sufrimiento y angustia, porque su marido no la amaría, más bien la despreciaría.
—No digas eso, tú puedes amar —Alexandre rió con amargura al escuchar las palabras de su madre.
—Mi corazón está destruido madre, no puedo amar a una mujer —dijo con frialdad.
Sus padres lo observaron con dolor, hasta cierto punto lo comprendían, comprendían su dolor, el motivo por el cual él había cambiado.
No es fácil crecer sin un padre y una madre, crecer solo y estar condenado a ese vacío que se siente estar solo, sin nada ni nadie con los cual contar y encima cuando creces viene alguien te enamora y te hace creer que te ama, te ilusiona y crece en ti una esperanza de ser amado por alguien más y luego viene y te dice que fue mentira, te humilla para luego burlarse de ti. Es difícil, eso para él, fue el golpe que necesitaba para destruirse por completo, llenarse de odio y deseos de venganza. De no creer en el amor y de no confiar en ninguna mujer.
Esa chica y sus progenitores marcaron su vida para siempre.
—Lo entendemos hijo —dijo su padre —y cuéntanos, ¿cómo va todo en la empresa?
Alexandre observó a su padre con agradecimiento por no seguir con aquella plática que le incomodaba inmensamente.
—Muy bien, los negocios han sido un éxito. Estaba pensando en invertir en sucursales en Centro América, esos países necesitan empleo, además bien remunerados para que se desempeñen eficientemente.
—Es una muy buena idea, hijo. No sabes lo orgulloso que estoy de ti —dijo su padre.
—Madre, estaba pensando también en poner unas fundaciones que apoyen a los niños huérfanos, madres solteras y a los niños con cáncer. Quiero que me ayudes ¿Podrías?
A su madre le brillaron los ojos de alegría, lo cierto es que su hijo podía ser un desalmado con las mujeres, pero cuando de niños se trataba él hacía lo posible por ayudarlos.
—Por supuesto, estaría encantada de hacerlo.
Durante la cena siguieron charlando de diferentes temas, pero en su mayoría de negocios.
Al día siguiente Alexandre se levantó temprano para ir a su empresa, se puso un traje completamente n***o.
Bajó a desayunar mientras leía el periódico, una noticia llamó su atención.
"La famosa empresaria y diseñadora Violette Miller rompe relación con el modelo Scott White.
El día de ayer la diseñadora Violette Miller informó a los medios sobre la ruptura de su relación con el modelo. No sabemos a ciencia cierta que fue lo que pasó, eran la pareja favorita del momento ¿Qué habrá pasado? Esperamos averiguarlo pronto"
Al parecer su socia andaría en boca de toda la gente y con paparazzis detrás de ella. Lo conveniente sería que no se acercase a ella. Algo inevitable ya que hoy tendrían un almuerzo de negocios.
Terminó de comer, subió a lavarse la boca, tomó su portafolio y sus lentes de sol estilo aviador, salió de su casa, su chofer ya lo esperaba con la puerta abierta del auto. Él subió, mientras tanto el chofer cerraba la puerta y se subía al asiento del piloto y lo ponía en marcha rumbo a su empresa.
Al llegar al gran edificio el salió del auto y entró a su empresa. Sus empleados lo saludaron y lo observaban con respeto y un poco intimidados al ver a su imponente jefe.
Entró al ascensor, marcó el último piso. Al llegar caminó a su oficina, y se dispuso a trabajar.
Llegada la hora del almuerzo Alexandre salió apresurado de su empresa, se subió al auto y el chofer arrancó rumbo al restaurante.
Mientas tanto, Violette llegaba a un restaurante muy lujoso, habían varios reporteros siguiéndola queriendo sacarle más información.
Entró al restaurante y enseguida la recepcionista se le acercó.
—Buenas tardes, ¿tiene reservación?
—Buenas tardes, claro está a mi nombre Violette Miller
La recepcionista buscó algo en su iPad queriendo confirmar lo que Violette había dicho.
—¡Señorita Miller! Sígame por favor.
Violette la siguió hasta la mesa, ella se sentó con gracia.
—Estoy esperando a alguien, Alexandre Williams, cuando llegue lo trae para acá señorita.
—¡Por supuesto!
La muchacha se alejó de la mesa, Violette observó la carta del menú con aire pensativo y muy preocupada por lo que su ex le había ido a decir a su oficina.
-¿Qué haces aquí Scott- Violette se levantó de golpe de su silla al verlo entrar a su oficina.
-Seré breve e iré al grano, esto es muy sencillo Violette; vuelve conmigo o juro que te arrepentirás.
Ella lo observa con incredulidad, ¡Dios mio! En que momento se había metido con ese hombre tan descarado.
-¿Es una amenaza?
Él encoge los hombros con indiferencia.
-Sólo te lo estoy advirtiendo, ahora necesito una respuesta- la miró con impaciencia mientras ella soltaba una amarga carcajada.
-Estas demente si piensas que voy a volver contigo, cometo un error solo una vez y aprendo la lección. Primero muerta y no volver contigo- dijo con firmeza.
-Te destruiré, Violette Miller. Eso te lo aseguro, destruiré tu reputación que es una de las cosas que más amas.
Tras terminar salió de la oficina cerrando con un portazo y dejando a Violette pasmada.
Soltó un largo suspiro, no sabía ni en que momento se había metido con él.
Una imponente figura se acercaba a su mesa, ella levantó su vista y observó al apuesto hombre, Alexandre Williams.
Enseguida se levantó de su asiento y le tendió su mano.
—Señor Williams —lo saludó
Él le tomo la mano y le dio un leve apretón para luego soltarla y tomar asiento.
—Señorita Miller, un placer volverla a ver.
—El gusto es mio.
Ella buscó con la vista a un mesero, cuando lo encontró le hizo un ademán para que se acercara. Cuando el mesero llegó, ambos empresarios pidieron su comida.
—Enseguida traeré sus órdenes. Con permiso —dijo el mesero retirándose.
—Muy bien, iré al punto, Señorita. Entre todos mis socios la elegí a usted para ofrecerle ser parte en mi próximo proyecto. Verá, quiero construir unos hoteles en Centro América, esos países necesitan de nuestra ayuda, de empresarios extranjeros que inviertan allí, son lugares donde no hay mucho trabajo. Hay gente estudiada que ni siquiera tiene empleo, no porque no sean capaz sino porque no hay donde pueda desempeñarse —Violette lo escuchaba con mucha atención, le había interesado la propuesta.
Alexandre le siguió explicando sobre esa inversión, mientras ella asentía y estaba atenta a lo que él decía.
—¿Entonces, Señorita. Acepta?
Ella lo observó con detenimiento.
—Dígame algo Señor Williams ¿Acaso usted va buscando allí una mano de obra barata?... —Alexandre la interrumpió iracundo.
—¡Por supuesto que no! Yo lo que voy buscando es ayudar a esa gente. No soy un desalmado señorita —dijo él indignado.
Mientras Violette sonreía satisfecha con aquella respuesta.
—Me alegro que no sea así. Por lo tanto acepto, esos países tienen mucho potencial, ahora sólo tenemos que conseguir la autorización de dichos países.
—Bueno, la autorización ya la tengo, pensaba hacer esto solo, pero luego me acordé de usted y decidí que usted fuera parte de este proyecto.
—Agradezco que me haya tomado en cuenta. Siempre me han parecido países muy interesantes.
En ese preciso momento llegó el mesero con la comida, ellos guardaron silencio mientras les servían la comida.
—Trae el mejor vino que tengas
—le dijo Alexandre al mesero. Este se limitó a asentir y se retiró en busca del vino.
A los segundos volvió con el vino y lo sirvió en ambas copas para luego retirarse. Alexandre levantó su copa
—Un brindis por nuestro nuevo proyecto
Violette sonrió y levantó su copa. Luego de eso procedieron a comer.
Mientras ella estaba tranquila y alegre por sus negocios su ex novio hacía pedazos su reputación.
Scott se encontraba dando una conferencia de prensa.
—Señor White ¿Por qué terminó su relación con la Señorita Miller?
—La verdad me duele decir esto señores, pero yo no podía seguir con Violette ella... —fingió que de verdad le costaba decir aquello —ella no es lo que todos creen, me fue infiel. Con cada uno de sus socios, es por eso que ha tenido contratos bastantes buenos y con magnates famosos, yo lo sabía pero decidí perdonarla y darle una oportunidad, pero lo que colmó mi limite y me diera por vencido fue cuando me di cuenta que me había vuelto a ser infiel con el magnate Alexandre Williams. Debido a eso es que ella tiene negocios con ese hombre, se acuesta con cuanto hombre se le cruce en frente siempre y cuando este le brinde beneficios, y claro siendo yo un simple modelo no le puedo brindar muchos beneficios. Eso es todo lo que diré, muchas gracias por su tiempo.
Scott se fue del lugar dejando a toda la prensa revolucionada por la gran mentira, quería destruirla, hacerla añicos.
—Esto apenas comienza, Violette Miller.
Capítulo 6
Narra Violette
Después de haber almorzado con el señor Williams, decidimos ir a cerrar el trato.
Al salir del restaurante me topé con lo que menos espere, un montón de reporteros se lanzaron encima de mi a hacerme preguntas totalmente aborrecibles.
—¿Señorita Miller, desde cuando le es infiel a su ex novio Scott White? ¿Se acostó con el magnate Alexandre Williams sólo para hacer negocios con él? ¿Con cuantos hombres le fue infiel al modelo?
Quedo pasmada al oír todas esas preguntas, ¿de dónde sacaban todo eso?
Los reporteros me tienen totalmente rodeada, ni cuenta me di cuando me separaron del Señor Williams, con quien veníamos saliendo para ir a su empresa.
El calor me empieza a sofocar, veo borroso, no escucho las voces y todo empieza a dar vueltas. A duras penas puedo distinguir a unos hombres abriendo paso, y atrás de ellos viene el Señor Williams quien camina hacia mi y me toma en brazos antes de caer, para mi todo se desvanece y caigo en una profunda oscuridad.
Lentamente abro los ojos, con cuidado observo mi alrededor. Estoy en un auto, a mi lado se encuentra el Señor Williams mirándome con detenimiento, asegurándose que me encuentro bien.
—¿Se encuentra bien, Señorita? —asiento con la cabeza, él me tiende una botella de agua —beba, eso le ayudará un poco.
Tomo la botella y bebo un gran trago de agua.
—Muchas gracias.
Le miro agradecida, no sé que hubiera pasado si él no me hubiese sacado de allí. Probablemente estaría en el hospital.
—¿Quiere que la lleve al hospital?
—No, ya me siento mejor, no será necesario.
Él solo se limitó a asentir. Apartó su mirada de mi y agarró su iPad, se puso un auricular, al parecer miraba un vídeo que no le gustó mucho porque tensó la mandíbula.
Se quitó de golpe el auricular y me volteo a ver
—Creo que necesita ver esto, Señorita.
Me tendió el aparato, lo tomé con cuidado. Miré la pantalla y en efecto es un vídeo me coloco un auricular y le doy play. Al instante empieza a reproducirse el vídeo, es Scott el que está hablando, ahogo un jadeo al oír todas las barbaridades que dice de mi.
¡Dios mio!
Que basura de hombre con el que me había metido, a esto se refería con que me iba a arruinar y vaya que lo está haciendo. Mi reputación se está desvoronándo, justo ahora que estoy a punto de lanzar mi nueva colección al mercado, justo ahora que estoy por hacer un gran negocio con el Señor Williams.
Él me quita con cuidado el iPad y el auricular, me observa con cautela, mientras yo me quedo ida, sumida en mis propios pensamientos.
—Señor, la casa de la señorita se encuentra llena de reporteros, ¿qué hacemos?
Salgo de mis pensamientos y observo mi hogar, en efecto está lleno de reporteros.
—Vamos a mi mansión, la llevaremos mientras se calma un poco esto y lo asimile
—¡¿Qué?! No, ¿cómo cree...? —no me dejó terminar
—No esta en discusión, usted lo que necesita ahora es relajarse y alejarse un poco de todo esto, ¿de acuerdo?
—No quiero ser ninguna molestia para usted —dije apenada
—Y no lo será. Ahora vamos, antes de que reconozcan mi auto.
El auto arrancó y salió de las calles de mi casa, tomando rumbo hacia las afueras de la ciudad.
En el auto reinó un silencio atroz, es muy incomodo viajar con un hombre que no conozco, y que es totalmente intimidánte.
De repente recuerdo otra vez las palabras que dijo Scott, me llena de ira, ahora todos creerán que soy una cualquiera.
¡Que barbaridad!
Creo que yo he de tener alguna maldición para que la gente cercana a mi me aborrezca y me dañe tanto. Primero fueron mis amigos quienes los escuché hablando peste de mi
—¡¿Hasta cuando seguiremos soportando a la gorda como amiga? Estoy harta de verla, me da asco ¡Es insoportable! —dijo Liliana
—No lo sé, pero yo estoy igual que tú —esta vez fue Lizbeth la que habló
—Calmadas chicas, recuerden que con ella obtenemos algunas cosas, dinero, ropa, accesorios y el otro día hasta nos pagó la renta —dijo Clara
—Es tan ingenua
—Yo diría es tan gorda
Las tres soltaron a reírse, burlándose de mi. Agarré valor y salí de mi escondite. Ellas guardaron silencio al instante que me vieron.
—No se preocupen, ya pueden dejar de fingir. Yo no estoy necesitada de tener amigas falsas. Lo que si sé es que por personas como ustedes, es que no prospera el mundo.
Eso fue todo lo que dije y me fui de ahí, queriendo ir a buscar consuelo en mi familia, pero lo que hallé fue todo lo contrario, hallé a mi supuesto novio besándose con mi hermana y a mis padres para darme una terrible noticia.
Como olvidar ese fatídico día, donde descubres que tus amigos eran una farsa al igual que tu novio, y que mi familia solo me veía como un estorbo.
Es algo muy triste y que me ha marcado. Pero con paciencia he ido olvidando, para no llenar mi vida de amargura, de odio y rencor.
Pero ¡Ahora esto!
—Tiene que aprender a elegir mejor las personas que la rodean —habla él sacándome de mis más profundos y dolorosos recuerdos.
—Si, eso creo. Pero ¿estaré eligiendo bien al aceptar venir con usted?
—Depende de como me elija, por ahora lo que pretendo es ayudarla. Eso que hizo su exnovio no se le hace a nadie, sea o no sea verdad lo que dijo.
—Nada de lo que dijo es verdad.
—Entiendo
Observo a través de la ventana del auto el espeso bosque, por estos lados hay pocas casas, es un lugar poco habitado.
El auto baja la velocidad y se desvía por un camino con árboles de hoja color rosado. Al final del camino se encuentra un hermoso jardín y una inmensa mansión de dos pisos, todo es muy hermoso. El auto se detiene frente a la entrada de la mansión.
El señor Williams se baja del auto mientras el chofer abre mi puerta, bajo del auto y con asombro observo a mi alrededor, todo es espléndido.
Camino por la acera siguiendo al señor Williams, él abre la puerta de entrada, hace un ademán indicándome que pase.
Si por fuera es hermosa por dentro esa palabra queda corta, todo aquí grita lujo.
—Es muy hermoso su hogar, Señor Williams.
Por instante creí verlo sonreír, él me miró directamente a los ojos.
—Todo lo que ve aquí me lo he ganado a pulso, desde que me gradué comencé a trabajar. Ahora en día si uno no tiene estos lujos no es nadie y no vales nada —dijo destilando veneno y amargura.
—Estas son cosas tan banales —dije levantando mis brazos señalando todos los muebles en general —pero habemos personas que esto es lo de menos.
—Lo dice porque usted lo tiene todo.
—Yo siempre he dicho que detrás de una persona hay una gran historia.
Él se limitó a asentir y le habló a una mujer, y al instante apareció una señora.
—¿Desea algo Señor? —pregunta la señora, con solo oírle hablar puedo deducir que es latina.
—Lleva a la Señorita a una de las habitaciones de huéspedes del segundo piso.
—Como ordene señor, sígame por favor.
Sigo a la señora, subimos al segundo piso, ella abre una de las tantas puertas.
—Pase, ¿desea algo de comer?
—Por ahora no, le agradecería si me deja sola.
Ella asintió y se marchó, me adentré a la habitación cerrando la puerta detrás de mi.
Lanzo la cartera a la cama, me quito mis tacones y la chaqueta. Me acuesto en la cama y es hasta entonces que me permito llorar, necesito sacar todo lo que me atormenta.
Una vez más han destruido mi corazón, ya lo hicieron mis amigas, mis padres y la familia de ellos, mis primas siempre se burlaban de mi, por la forma de mi cuerpo, era una vergüenza decir que eran mi familia, ya que ellas se cargaban un excelente cuerpo, porque eran modelos.
Todo eso afectaba en mi autoestima, pero ahora había superado todo eso. Ya no era la misma.
Mi cuerpo estaba cansado, que me deje llevar por el sueño.
Narra Alexandre
Estoy furioso, y no sé ni porqué me sentía así. Pero es que al recordar las palabras de aquel poco hombre me hace enfurecer.
Me recuerda tanto a lo que me pasó, la han humillado, han llevado al caño su reputación.
Llego a mi empresa con dos de mis guardaespaldas siguiéndome. Entro a mi oficina, me siento en mi silla giratoria.
Tomo mi teléfono y marco un número, al segundo tono me contestan.
—Quiero que me investiguen a Scott White, quiero saber absolutamente todo.