Sin duda alguna no había un jardín tan impresionante con el de la familia Carsley, con escalones, desniveles y árboles tan gruesos que se necesitarían tres personas con los brazos extendidos para abrazarlos. Y en el centro de esa hermosa estancia se encontraba una mesa circular con sillas alrededor para los invitados. La duquesa estaba muy complacida y se dirigió a su hijo de inmediato – cariño, acomoda la silla para la señorita Stone. – Claro – respondió Charles y movió la silla, poco después se apresuró a ayudar a Elena a sentarse y eligió el asiento después del suyo. El acto fue visto como una estrategia, la duquesa había planeado que Charles y Eliza se sentaran uno al lado del otro y él usaba a Elena como una barrera. – Me alegra mucho que hayan aceptado mi invitación, lady Pamela