Artemisa observó a Ares preocupada por lo que estaba saliendo de su boca y por todo el odio y furia que su cuerpo estaba emanando en esos momentos.
— Pues esa es la verdad Ares, te guste o no — Tomás sonrió de lado para hacerlo enojar aún más de lo que ya estaba — Así que no intentes amenazarme porque te juro que yo haré lo mismo sin importar quien seas o de que familia vengas.
Apolo alzó sus manos y las volvió a bajar con fuerza para poder generar el ruido suficiente para que ambos dejaran de pelear como niños enfrente de todos. Ares y Tomás voltearon su mirada hacía ellos con sus ceños fruncidos.
— Siéntense de una maldita vez y dejen de pelearse por tonterías, ya no son unos niños, así que más les vale calmarse y dejar que todo pase entre ustedes dos — Los señaló con su mano derecha.
