— Ya llegamos — Apolo habló al mismo tiempo que aparcaba el auto junto del de su hermano — Recuerden bajar su credencial para que los dejen tomar. — Pero tú eres el dueño — Gabriela bostezó por el cansancio que le dio el viaje — ¿Por qué deberíamos de preocuparnos por sacar nuestras credenciales? — Artemisa asintió ante eso. — Porque aunque mi padre sea el dueño del viñedo, en este país nos piden eso por su salud — Se encogió de hombros — Los espero allá adentro — Sacó sus lentes de sol y se bajó del auto con las llaves del mismo en sus manos. Tomás y Pablo fueron los siguientes en bajar e ir unos cuantos pasos atrás de su amigo, mientras que Artemisa observó a Gabriela un tanto incómoda por lo que habían hablado en el viaje hacía ese lugar. — Perdón por alterarme así — Musitó un t

