Artemisa le sonrió a Ares al notar la paz que sentía a su lado después de todos los problemas que estaban pasando con el otro de los gemelos. El susodicho agarró la copa que tenía la castaña y se la sirvió con una bebida que no había agarrado antes.
— ¿Y esa de donde la sacaste? — Artemisa le preguntó con una sonrisa de oreja a oreja — Esa no la vi en la cata — Lo señaló — ¿Lo tenías escondido?
— Lo tenía guardado especialmente para nosotros — La corrigió guiñándole un ojo — Espero que te guste ya que era el favorito de la persona más especial de mi vida.
Artemisa observaba cómo Ares sonreía de forma melancólica al mismo tiempo que le servía el liquido en la copa. La castaña sonrió sin siquiera ella saberlo y suspiró.
— ¿Era el vino favorito de tu mamá? — Le preguntó con pena al n
